De Marchi sedujo a una variopinta paleta política, pero ahora hay que darle coherencia a ese rejunte
Omar De Marchi ha seducido a una paleta variopinta donde hay libertarios, perogansos, populistas, “conservas”, territoriales, separatistas y antikirchneristas. ¿Cómo se une todo eso?.
“La Unión Mendocina” ya se presentó en el escenario de la política provincial. Ha llamado la atención que el nombre de ese nuevo emprendimiento político comandado por Omar De Marchi comience con el artículo “La” remedando algunas marcas famosas como La Equitativa del Plata, La Serenísima o La Franco Andina.
El uso de ese elemento gramatical (“La”) pareciera darle mayor precisión al sustantivo “Unión” e insuflarle volumen al adjetivo “Mendocina”. Fíjese, lector/a, que si fuesen sólo dos palabras (“Unión Mendocina”) sonaría a cosa sindical o tal vez a entidad deportiva. En cambio “La Unión Mendocina” suena a algo más formal. Nada de ridiculeces secesionistas del tipo Mendoexit.
Además, como ocurre con ciertos programas de la tele (LAM, PPT), el nombre de este frente anti Cornejo podría ser resumido en la sigla LUM para facilitar los títulos en la prensa y en las redes sociales. Sin embargo dicen que los publicistas de Omar De Marchi prefieren que se popularice como “La U”. Para Jorge Difonso, uno de los socios del lujanino De Marchi, la marca sintetiza la idea de “una alternativa seria”. Veremos, dijo Lemos.
Faltan señas particulares
Todo parece estar pipí cucú, pero ahora lo que falta por clarificar es el ideario conceptual de este nuevo frente político. De Marchi ha seducido a una paleta variopinta donde hay libertarios, perogansos, populistas, “conservas”, territoriales, separatistas, antikirchneristas y la mar en coche. La ficha de admisión parece haberse centralizado demasiado en el combate a Alfredo Cornejo.
A ese rejunte De Marchi le tiene que dar alguna coherencia. Y ahí te quiero ver, le dicen los que no lo estiman bien y los que se enemistaron con él por haber dinamitado la sociedad del PRO con los radicales de Cambia Mendoza muy cerca de las elecciones y por haber desconocido la opinión de toda la plana mayor del PRO que le rogó que no rompiera Cambia Mendoza y que aceptara ir a las PASO si quería ser gobernador.
Horacio Rodríguez Larreta pasó otra vez por Mendoza este viernes para “ratificar la responsabilidad histórica de consolidar la unidad” en Juntos por el Cambio (JxC) y Cambia Mendoza. “Solo así vamos a poder ganar en todo el país”, le zampó a su ex armador De Marchi, con tono ceremonial.
La ficha de admisión en “La Unión Mendocina” parece haberse centralizado demasiado en el combate a Alfredo Cornejo.
Aldo, el personalista
Algunos maliciosos reflotan por estas horas lo que le pasó al ex fiscal de Estado, Aldo Giordano, quien se lanzó a la política para adecentarla. Fundó el partido Fiscal convencido de que iba a convertirlo en la tercera fuerza provincial, lugar que había dejado vacante el Partido Demócrata, y terminó diluido por efecto de su propio personalismo y por haberse rodeado de una corte de los milagros.
El inicio del Siglo Veintiuno y el “que se vayan todos” se lo llevó puesto a Giordano. Iba a enderezar la política provincial con un discurso con tintes éticos. Y terminó haciendo implosionar a su propio invento partidario.
En la actualidad algunos han creído intuir en toda esta movida política una nueva versión de “Rescatando al Partido Demócrata” o algo así. Omar De Marchi se formó en ese partido, al igual que Jorge Difonso y Gustavo Gutiérrez.
Cuando comenzó la lenta (y no del todo comprendida) agonía del PD, De Marchi se sumó al macrismo, Difonso armó un partido antiminero y Gutiérrez se unió a la Coalición Cívica de Lilita Carrió. Ahora los tres vuelven a unirse. Como los Midachi cada tanto aunque las ideas políticas de esos cómicos sean distintas.
Aquel trío
¿Estaremos ante una actualización de aquel “Trío Pelotas” de los años 90?, mote con el que los más conservadores del PD designaban a la entente que formaban Carlos Balter, Gustavo Gutiérrez y Gabriel LLano. Estos se dieron el gusto de dar un batacazo en las elecciones legislativas de 1997 cuando llevaron al PD al primer lugar para luego, paradójicamente, caer en una delicuescencia que los derritió.
En el 2015 todos ellos se reagruparon en Cambia Mendoza, pero al cabo de algún tiempo se fueron yendo de a uno enojados con Alfredo Cornejo al que acusaron de no tomarlos en cuenta.
El PD siempre tuvo una base liberal mezclada con fe conservadora y un fuerte acento provincial. En cualquier guía política figura como un partido de centroderecha. Sin embargo a lo largo de su recorrido no ha podido escapar a las influencias de radicales y peronistas.
Cogote estirado
Pese a la fama de que sus integrantes son “personas estiradas y de cuello blanco” (de ahí el mote de gansos), el PD no ha descuidado en su historial la cuestión social. Otro de los motivos por el que se los llama gansos se debe a que esos animales avisan con un graznido cuando se aproxima un peligro.
A menor escala, los demócratas también han influenciado a peronistas y radicales, sobre todo con su labor en la Legislatura. En el PD siempre se han jactado de avisar cuando peronistas y radicales no estaban gobernando bien
El costado más cuestionado del PD es el de haber aportado dirigentes a los gobiernos de facto. En la última dictadura, Bonifacio Cejuela y Eliseo Vidart Villanueva fueron gobernadores de facto en Mendoza. También ocuparon ese puesto Francisco “Pancho” Gabrielli durante la gestión de Lanusse desde junio de 1970 hasta abril de 1972; y Félix Gibbs entre abril de 1972 y marzo de 1973.
Sintetizando
El escenario que propone De Marchi es una aventura electoral en la que todavía falta conocer cuál es el plan concreto de “La Unión Mendocina” para esta provincia, ya que hasta ahora el empeño ha estado puesto en definir el enemigo (Cornejo, Suarez, La Cámpora); y en cuestionar al Gobierno del cual él se retiró desencantado.
Falta la tarea de hacer convivir a esa galería de disímiles nuevos socios y encuadrarlos bajo un mismo paraguas conceptual.Cómo convivirán el De Marchi prominero con el Difonso antiminero es sólo una de las grandes dudas que genera este experimento. Pocas cosas más difíciles hay en la actividad política que la de generar confianza y sostenerla en el tiempo.