El Estado Islámico se atribuye la responsabilidad de un ataque que mató a 33 soldados sirios y promete seguir luchando
El grupo Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de una emboscada en el este de Siria que mató e hirió a decenas de soldados, mientras activistas de la oposición dijeron que el número de muertos aumentó el sábado a al menos 33 debido a que algunos de los heridos sucumbieron a sus heridas.
El ataque es uno de los más mortíferos llevado a cabo este año por los extremistas. Las células durmientes del Estado Islámico todavía llevan a cabo ataques mortales a pesar de su derrota en Siria en 2019. El grupo alguna vez controló gran parte de Siria e Irak, donde declararon un califato en 2014.
El comunicado del viernes por la noche dijo que los combatientes del Estado Islámico tendieron una emboscada a dos camiones del ejército en la provincia oriental de Deir el-Zour utilizando diferentes tipos de armas. IS afirmó que 40 miembros del ejército sirio murieron y 10 resultaron heridos.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Gran Bretaña dijo que el número de muertos llegó a 33 el sábado. Otro colectivo de activistas que cubre noticias en el este de Siria calculó el número de muertos en 35 y agregó que todos los muertos eran miembros de la 17ª División del ejército sirio.
El Observatorio dijo que el número de víctimas podría aumentar aún más ya que algunos de los soldados se encuentran en estado crítico.
“Que todo el mundo sepa que nuestra lealtad a nuestros líderes se practica con hechos y no con palabras y que nuestra Jihad continúa hasta el Día del Juicio Final”, dijo IS.
En uno de sus ataques recientes más mortíferos, células durmientes del Estado Islámico atacaron a trabajadores que recolectaban trufas cerca de la ciudad central de Sukhna en febrero, matando al menos a 53 personas, en su mayoría trabajadores, pero también algunas fuerzas de seguridad del gobierno sirio.
La semana pasada, el Estado Islámico anunció la muerte en Siria de su líder poco conocido, Abu al-Hussein al-Husseini al-Qurayshi, que había encabezado la organización extremista desde noviembre, y nombró a su sucesor. Fue el cuarto líder asesinado desde que su fundador, Abu Bakr al-Baghdadi, fue asesinado en 2019 por tropas estadounidenses en el noroeste de Siria.
