Impensado: hallaron una estructura sagrada inca en la Laguna del Diamante
Un equipo de especialistas del Conicet descubrió un conjunto de estructuras arquitectónicas incas en el Área Natural Protegida Laguna del Diamante, en San Carlos, Mendoza, que sugiere la existencia de un antiguo paisaje sagrado.
Este hallazgo revela que el imperio incaico se extendió 150 km más al sur del río Mendoza de lo que se creía hasta ahora, marcando la primera evidencia de su presencia en esa región.
El descubrimiento incluye más de 40 estructuras arquitectónicas que rodean el volcán Maipo y la Laguna del Diamante, y evidencia cómo los incas crearon allí un paisaje ceremonial hace 500 años.
Las investigaciones, lideradas por los arqueólogos Sol Zárate Bernardi y Víctor Durán, en colaboración con personal de la Dirección de Áreas Protegidas de Mendoza y financiadas por varias instituciones, permitieron encontrar vestigios que indican que los incas consideraban al volcán Maipo una deidad o “apu”.
Entre los hallazgos más significativos están sitios arqueológicos con material inca, rocas con marcas naturales y antropogénicas de rayos (que indicaban que el lugar era una “huaca”, o sitio sagrado), y dos conjuntos de grandes estructuras arquitectónicas, identificadas por especialistas chilenos a través de imágenes satelitales. Una de esas estructuras, según los investigadores, fue construida para realizar observaciones astronómicas, como el seguimiento de la puesta del sol durante el solsticio de diciembre.
Además, los arqueólogos encontraron caminos ceremoniales, algunos delimitados por rocas verticales, muros grandes de más de 200 metros, y estructuras circulares conectadas por pequeños caminos, junto con geoglifos. Estos geoglifos, figuras formadas en el suelo con rocas, se asocian a sitios con arquitectura monumental y arte rupestre que refleja la sacralización del paisaje dominado por el volcán Maipo y la Laguna del Diamante.
Los hallazgos también sugieren que el Estado inca controlaba estos ambientes de altura para mantener una red de tráfico especializado entre el Valle Central chileno y los valles orientales de Uco y Jaurúa. Según los especialistas, las personas que construyeron estas estructuras probablemente provenían del centro administrativo inca en lo que hoy es Santiago de Chile.
Este descubrimiento ofrece nuevas perspectivas sobre la expansión y dominio del imperio inca en la región, y proporciona información sobre sus estrategias de dominación, basadas no solo en el uso de la fuerza, sino también en el convencimiento y la religión.
Las estructuras y paisajes sagrados hallados reflejan las creencias religiosas de los incas, que consideraban a los cerros y cuerpos de agua como lugares sagrados habitados por dioses.