Ecuador estima reducir a 8 horas los apagones diarios con venta de energía de Colombia
Ecuador reducirá de doce a ocho horas los apagones diarios después de que Colombia comenzó este 17 de noviembre la venta de energía al país andino, informó la ministra de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, Inés Manzano, también a cargo de la cartera de Energía y Minas.
Los cortes de energía en Ecuador tendrán “alrededor de cuatro horas de reducción”, de lunes a jueves de la próxima semana, anunció Manzano en una entrevista con el canal público Ecuador TV.
La funcionaria señaló que en este primer día desde Colombia se adquirieron 420 megavatios, aunque la disponibilidad podría variar, según las condiciones del país vecino.
No obstante, la ministra precisó que al momento la línea de transmisión a territorio ecuatoriano tiene un tope de 450 megavatios.
Indicó que las lluvias registradas en Colombia le han permitido a ese país recuperar sus embalses, en alrededor de un 65%, y despachar energía a Ecuador.
Manzano dijo que se esperan lluvias los días 19 y 21 en la cuenca de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, ubicada en la región amazónica, lo cual permitirá también bajar las franjas horarias de las interrupciones del servicio.
Explicó que en diciembre podrían bajar aún más las franjas horarias de los cortes de energía, pero dijo que ello depende igualmente de las condiciones climáticas.
Según la ministra, el país ha recuperado 600 megavatios y se analizan otras opciones para potenciar el sistema electroenergético nacional.
“Analizamos todas las opciones para dar respuestas inmediatas”, apuntó Manzano.
Anunció que el pasado 15 de noviembre se firmaron nuevos contratos de venta y compra que deberán sumarse desde diciembre y hasta 2025, entre otras soluciones inmediatas.
La crisis energética comenzó en 2023 en Ecuador y se agudizó en los dos últimos meses, ante el déficit de unos 1.080 megavatios, de acuerdo con estimados oficiales.
El Gobierno atribuye la situación a la peor sequía que afronta el país en los últimos 61 años, que ha ocasionado el “estiaje” o bajo caudal de las fuentes que aportan el agua a las hidroeléctricas, pero también a la falta de mantenimiento de las centrales y de inversión en el sector, así como a la corrupción.