Balanza comercial y el mayor superávit desde 2009

 Balanza comercial y el mayor superávit desde 2009

En noviembre, la balanza comercial cerró con un superávit de US$1.234 millones, pero al desmenuzar las cifras, el panorama no es tan alentador.

En noviembre, la balanza comercial cerró con un superávit de US$1.234 millones, pero al desmenuzar las cifras, el panorama no es tan alentador. Si se ajusta el resultado por el llamado “blend 80-20” —que excluye el 20% de las exportaciones liquidadas al dólar financiero—, el superávit comercial desaparece y queda apenas neutro, con un magro saldo positivo de US$19 millones en el MULC.
Por primera vez desde septiembre de 2023, tal como señalan desde Facimex, los términos de intercambio jugaron a favor, pero esto no alcanza para disimular que las exportaciones crecen por inercia y las importaciones se siguen contrayendo.

Exportaciones al alza, importaciones en caída
El repunte exportador es innegable: Las ventas externas crecieron 0,8% mensual desestacionalizado y acumulan tres meses consecutivos en alza, alcanzando el mejor nivel desde noviembre de 2022. En términos interanuales, el salto es del 32%, con un 35% de crecimiento en las cantidades, un dato que no se veía en casi dos décadas.

Sin embargo, esta dinámica no se explica por un boom de competitividad, sino por la recuperación de ciertos sectores que operaron a pérdida en años anteriores.

Del lado de las importaciones, el panorama es más sombrío: cayeron 3,4% mensual desestacionalizado y acumulan un descenso del 4,3% interanual. En un contexto de fuerte restricción cambiaria, la caída no sorprende, pero no por ello deja de ser preocupante.
Un superávit comercial que huele a ajuste
El saldo acumulado del año muestra un superávit comercial de US$17.200 millones, equivalente al 2,7% del PBI, el más alto en dólares constantes desde 2009. En paralelo, el superávit energético alcanzó los US$5.000 millones, algo que no sucedía desde 2020. Sin embargo, estos números tienen su contracara: el ajuste feroz en las importaciones es lo que realmente sostiene las cifras. Entre enero y noviembre, las exportaciones subieron 18% interanual, mientras que las importaciones se desplomaron un 20%, lo que desnuda un modelo que descansa más en las restricciones que en un dinamismo genuino de la economía.

Ajuste del superávit
El optimismo no abunda de cara al próximo año. Aunque se proyecta que el superávit comercial cierre 2024 en US$18.300 millones (2,9% del PBI), las perspectivas para 2025 son más modestas: US$8.500 millones (1,2% del PBI). ¿Por qué esta contracción? Principalmente, por un tipo de cambio real más bajo, que impactará negativamente en la competitividad, y por una reactivación económica que generará una mayor demanda de importaciones. A pesar de estas presiones, se espera que el superávit energético crezca hasta los US$8.500 millones, compensando parcialmente la caída del saldo comercial general. Sin embargo, al excluir este componente, la balanza comercial de 2025 sería neutra, un dato que evidencia la fragilidad de la economía real.
Un modelo insostenible
Los números de la balanza comercial de este año son el reflejo de un modelo que se agota. Si bien el superávit energético es una bocanada de aire fresco, no puede tapar el impacto de un tipo de cambio atrasado, restricciones cambiarias y un ajuste sobre las importaciones que golpea al aparato productivo.
Argentina no puede depender eternamente de apelar a restricciones para sostener el superávit.
Si no se avanza en reformas estructurales y políticas que impulsen las exportaciones genuinas, el país continuará navegando a la deriva, dependiendo de los vaivenes externos y sin una base sólida para el crecimiento. En 2025, este diagnóstico será inevitable.

coordenada Informativa

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