Alcohol Cero: cuánto tiempo hay que esperar para poder conducir
Una copa de vino o una pinta de cerveza demora al menos una hora entera en eliminarse en sangre, mientras que una medida de fernet, vodka o whisky, al menos tres horas, de acuerdo al jefe de servicio de Toxicología del Hospital Fernández, Carlos Damin, en el marco de la reciente sanción de la Ley de Alcohol Cero al volante que aprobó el Senado.
El proceso de eliminación de alcohol de cada organismo, en rigor, depende de distintas variables, tales como: la cantidad y graduación alcohólica de la bebida ingerida, si se ingiere sin comer previamente; la edad, el peso y el género de la persona que consumió la bebida alcohólica, aclaró el también presidente de la fundación sobre Toxicología FundarTox, al igual que lo señaló el presidente de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, Alberto Silveira.
“La persona que bebe alcohol tiene que encontrar la manera de no conducir vehículos, de no arriesgar a los demás y de no arriesgarse a sí mismo, porque esto no tiene vuelta atrás, por más que digan «me tomo un café fuerte», «me doy una ducha», los efectos del alcohol necesariamente requieren que el cuerpo lo metabolice y lo elimine, y no hay forma de acelerarlo, ni de cambiarlo”, agregó Silveira.
El alcohol se metaboliza y degrada siempre en el hígado y los componentes se terminan eliminando por orina, explicó Damin. Sin embargo, precisó que “hasta que el hígado no cumpla su función el alcohol va a permanecer en sangre”, puesto que este órgano “elimina 0,12 gramos por litro en cada hora”.
Antes de la sanción de la Ley de Alcohol Cero, que se concretó el jueves pasado en el Senado de la Nación y a la que ya adhirieron 13 provincias, la Ley de Tránsito N24.449 decía que se podía tener hasta 0,5 gramos por litro de alcohol en sangre, para los cuales “se tarda aproximadamente cuatro horas en eliminar”, explicó el especialista en Toxicología en Télam.
Una medida de fernet, una de las bebidas con mayor graduación alcohólica del país, “tarda aproximadamente tres horas en desaparecer en sangre”, lo mismo que un trago de vodka o un trago de whisky, precisó el médico.
Si bien se trata de estimaciones generales, “no es lo mismo tomar cerveza que fernet” -diferenció Damin- porque “la cerveza tiene entre cinco y seis grados de alcohol” mientras que el fernet “tiene 40 grados de alcohol”.
Lo que significa que, en un litro de cerveza, entre el 5% y el 8% es alcohol mientras que en una botella de whisky o de fernet casi la mitad de la botella es alcohol. En tanto, el vino tiene entre 12 y 16 grados de alcohol, es decir, es “más que la cerveza, pero menos que el vodka, el fernet o el whisky”.
Una copa de vino, al igual que una pinta de cerveza, “lleva por lo menos una hora entera eliminarla de sangre” y, “si se ingiere alimento -aunque la alcoholemia es menor-, va a tardar un poquito más en eliminarse”, agregó.
En ese aspecto, precisó también que “el alcohol se absorbe mucho más rápido si no tiene alimentos en el estómago, por lo tanto, la alcoholemia es mucho más alta si se ingiere -la bebida- sin comer previamente”.
Sobre la variable de la edad de la persona que consume alcohol, el médico también distinguió “no es lo mismo ingerir alcohol a los 18 años que a los 50”, porque “a los 50, normalmente, la gente elimina el alcohol más rápido” que a los 18“, debido a que ”el hígado -puede estar- más acostumbrado a eliminarlo más rápido“.
Además, en las mujeres, “el alcohol se concentra un poco más en sangre que en los varones”, agregó, y eso se debe a características del metabolismo, explicó el especialista.
El peso de la persona también influye en cuánto se tarda en eliminar el alcohol en sangre. “No es lo mismo que se tome una pinta de cerveza una persona de 45 a 60 kilos que una persona de 110”, señaló el médico, y explicó que se debe a que el volumen en el que tiene que distribuirse esa misma pinta es mucho menor en el que pesa menos, por lo que, “la alcoholemia va a ser mayor a menor peso de persona”.
La “resaca”, que puede incluir estados de deshidratación, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y acidez estomacal -como producto del consumo de alcohol-, también “afecta a la esfera cognitiva para poder conducir un vehículo”, aclaró el médico.
En el caso de consumo de alcohol en festejos, donde la gente puede llegar a ingerir bebidas alcohólicas durante cuatro a siete horas consecutivas, muchas veces generando estados de “deshidratación”, ya que el consumo de bebidas alcohólicas estimula la orina, que a su vez, produce sed y si esa sed no se corta con agua y se continúa con la bebida alcohólica se convierte en un “círculo vicioso”.
Para volver a conducir, después haber bebido en estas condiciones, “como mínimo, se requiere una espera de 8 horas -o más- para que sea devuelta cero la alcoholemia”, precisó el médico.
“Es importante entender que siempre cuando uno toma alcohol debe beber mucha agua, porque eso saca la sed y quita el estímulo de seguir tomando por la sed”, agregó el especialista en Toxicología.
A su vez, sobre alcoholímetros o tests de alcoholemia, el médico destacó que “tienen una precisión absoluta” y lo que hacen es una traducción de la concentración de alcohol en relación a la sangre midiendo la concentración que hay en el aire.
En tanto, Silveira recordó que “todos hacemos el tránsito” y que el alcohol “no solo está presente en conductores, sino también en muertos peatones o ciclistas”. En ese sentido, según estimaciones de la Asociación civil, “el alcohol está presente en casi la mitad de los muertos”.
En Argentina, “se hacen unos 650 mil controles de alcoholemia al año”, según Luchemos por la vida. No obstante, “los países exitosos en seguridad vial, que tienen un control muy estricto sobre el tema alcohol y que no tienen tolerancia cero, realizan entre 10 y 20 veces más de los que se hacen en la Argentina”, explicó Silveira y reafirmó que esa es “la clave” para que la ley funcione.
“La Ley es el comienzo de un proceso. Para que ese proceso sea exitoso es imprescindible que se multipliquen los controles de alcoholemia, porque si los controles no se multiplican va a ser una ley teórica, pero que no va a tener vigencia real en las rutas y calles del país. Esto trae otras cuestiones, como que hay muchas ciudades y provincias que no tienen los recursos como para montar los controles. Porque, si bien no tienen un costo sideral, hay que poner alcoholímetros, pipetas, personal entrenado y calificado para realizarlos”, concluyó el abogado.