Armita Garavand, nuevo modus operandi de Occidente contra Irán

 Armita Garavand, nuevo modus operandi de Occidente contra Irán

Medios occidentales vuelven a hacerlo con el mismo modus operandi y con el mismo objetivo: utilizar a una joven iraní como herramienta en sus juegos contra Irán.

Anteriormente fue Mahsa Amini, una mujer iraní de 22 años cuya muerte a mediados de septiembre del año pasado, por causas naturales, según atestiguan los informes médicos, fue secuestrada por los medios de comunicación occidentales.

Ahora le toca a Armita Garavand, una joven de 16 años que se desplomó después de abordar un tren del metro de Teherán (la capital) el pasado domingo 1 de octubre. Armita ya se ha convertido en un nuevo material para las fábricas de propaganda occidental contra Irán.

El objetivo sigue siendo el mismo que el año pasado: resucitar los disturbios callejeros en Irán e impulsar el proyecto de “cambio de régimen” diseñado por los gobiernos occidentales, especialmente de Estados Unidos.

Los informes publicados en los principales medios de comunicación occidentales en los últimos días ilustran cómo estos medios se han convertido en una extensión del complejo militar-industrial estadounidense.

¿Qué pasó en la estación de metro?
Según testimonios creíbles y vídeos publicados, incluidas imágenes de CCTV, la estudiante de 16 años entró junto con sus amigas en la estación de metro Shohada, en el este de Teherán.

Fatemeh, una compañera de clase y amiga cercana de Armita que estaba presente en el momento del incidente, dijo a los medios locales que llegaron a la estación de metro y todo estaba normal como siempre. Explicó que escucharon música, hablaron y rieron mucho, refutando la versión de los medios occidentales.

Mahla, otra compañera de clase y amiga de Armita, dijo que se unió a las dos niñas en la sala de espera unos minutos después de su llegada, y las tres esperaron el tren para ir a la escuela.

Cuando llegó el tren, las niñas se apresuraron a subir al vagón y Mahla entró primero, seguida por Armita y luego Fatemeh. Momentos después de entrar al metro, Armita se desplomó, justo en la puerta.

Fatemeh, que estaba detrás de Armita, tomó las manos de Armita y Mahla, sus piernas, y con la ayuda de varias personas, la trasladamos fuera del vagón del tren al borde del andén.

Minutos después llegó una ambulancia, y con el esfuerzo de los agentes del metro y una señora que probablemente era enfermera, Armita fue reanimada y trasladada al hospital en ambulancia.

¿Cuáles son las afirmaciones falsas?
Los medios occidentales, que tradicionalmente han sido hostiles a Irán, y ciertos activistas en las redes sociales difundieron inmediatamente este engaño de que Armita fue brutalmente golpeada por la policía en el metro por usar ropa inapropiada.

El canal británico Sky News, citando a un llamado “grupo de derechos humanos”, dijo que Armita fue “atacada físicamente” por la policía por no llevar velo islámico, y arrastrada fuera del tren mientras sufría “heridas graves”.

La cadena estadounidense Fox News informó que la joven de 16 años fue “golpeada hasta dejarla en coma” por la policía iraní “por no cumplir con las reglas del código de vestimenta sobre el hiyab”.

El diario británico The Independent escribió que Armita quedó “gravemente herida después de ser confrontada por mujeres policías morales” en una estación de metro de Teherán, por lo que entró en coma.

También hubo informes falsos sobre la “detención violenta” de la madre de Armita, que citaban a un notorio grupo con sede en Noruega, formado por elementos antiraníes con fondos de los Estados occidentales.

Estos informes sin fundamento se difundieron a un ritmo vertiginoso a medida que la mayoría de los canales de noticias, periódicos y agencias de noticias de Estados Unidos y Europa los publicaban sin una verificación básica de los hechos.

El mismo viejo ejercicio de propaganda, que también fue retomado agresivamente por los medios de comunicación en lengua persa con sede en el Reino Unido y Estados Unidos, buscaba movilizar a los iraníes contra el Gobierno.

A pesar de la evidencia disponible, incluidas las imágenes de CCTV, las noticias falsas y la desinformación coparon los titulares de todo el mundo, en un retroceso a cómo los medios occidentales cubrieron los acontecimientos de finales del año pasado.

Estos medios basaron sus informes en declaraciones emitidas por supuestos “activistas” y “grupos de derechos humanos” con sede en países occidentales, a quienes se les paga por arrojar veneno contra Irán.

Manipulación del vídeo CCTV
De las manipulaciones y distorsiones que hicieron los medios occidentales hostiles, el ejemplo más obvio fue la distribución de un vídeo abreviado y no concluyente de la estación de metro.

Vídeo: Narrativa falsa de medios occidentales sobre Armita Garavand | HISPANTV

Las imágenes completas publicadas por los medios iraníes, incluido Press TV, mostraron a un grupo de chicas esperando en una estación de metro, que entran en el tren en la estación Shohada, y pronto Armita se desploma, tras lo cual se ve a sus amigas intentando trasladarla fuera.

En el metraje editado y abreviado compartido en el ámbito virtual, la parte inicial en la que las chicas entran en un vagón ha sido cortada intencionalmente, por lo que comienza con Armita cayendo y siendo sacada de un vagón, lo que deja a los espectadores preguntándose qué pasó realmente antes de eso.

En otras palabras, esta manipulación del vídeo abre espacio para la mentira que la acompaña: que las niñas fueron advertidas por la policía moral por su ropa inapropiada antes de subir al metro, así como para otra mentira que dice que Armita fue golpeada dentro del metro.

Estas dos mentiras fueron difundidas en los medios antiraníes citando a “testigos que desean permanecer en el anonimato” o “fuentes informadas”, lo cual es un eufemismo para testigos ficticios, como se ha visto anteriormente en numerosos casos.

El vídeo completo de la zona de espera del metro, así como las imágenes de las cámaras de toda la estación, descartan todas las mentiras y no muestran a ningún policía cerca de las niñas, ni ninguna discusión o agresión física.

El vídeo también muestra claramente que Armita se desplomó un segundo después de entrar, y en un período de tiempo tan corto que descarta la posibilidad de que haya sido “severamente golpeada” dentro del vagón.

Cuando sus amigas la trasladan fuera e intentan devolverla la conciencia, en el vídeo completo se evidencia que no existe interacción física, verbal ni visual entre ellos.

En declaraciones a los medios, las niñas negaron que alguien las hubiera advertido o agredido, y sus padres también afirmaron que tras examinar las pruebas no vieron nada que indicara una discusión o conflicto antes o después del incidente.

Los medios hostiles contra Irán los denominaron “testimonios forzados”, una práctica propagandística común para declaraciones que no se ajustan a su narrativa distorsionada.

Algunos informes de los medios occidentales dijeron que los teléfonos celulares de la familia fueron confiscados y que la madre de Armita fue arrestada, lo cual tampoco tuvo pruebas y fue negado por los funcionarios iraníes.

Además, la llamada de emergencia grabada realizada por su amiga revela que Armita quedó inconsciente dentro del metro, sin mencionar ninguna agresión física.

No todos los vagones están equipados con cámaras y los agentes de seguridad no siempre están apostados en las estaciones, y seguramente nunca se encuentran dentro de los vagones, como saben los viajeros del metro.

Rumores sobre el hospital Fayr
El hecho de que Armita fuera trasladada al hospital Fayr de Teherán también dio lugar a especulaciones infundadas de que las autoridades gubernamentales estaban tratando de ocultar algo sobre el incidente.

Los medios contrarrevolucionarios destacaron que el hospital estaba acordonado por el personal policial que intentaba impedir el ingreso de personas.

Luego, cuando quedó claro que la presencia de uniformados era normal al tratarse de un hospital militar, comenzaron a cuestionar por qué Armita había sido trasladada a un hospital de alta seguridad.

El motivo por el que fue llevada a ese hospital es simple: es el hospital más cercano a donde ocurrió el incidente, 1,6 km al este de la plaza Shohada en la calle Piruzi, a menos de dos paradas de metro.

Otro rumor es que Maryam Lotfi, reportera del diario local Shargh Daily, fue arrestada y torturada por la policía por intentar informar desde el hospital.

Lotfi llegó al hospital sin previo aviso y pidió los detalles médicos privados de Armita, lo cual se considera ilegal e injustificado, por lo que el personal del hospital llamó a seguridad.

El personal de seguridad la entrevistó brevemente y le permitieron irse. Los informes de “arrestos y torturas” son parte de una campaña de desinformación más amplia que se está llevando a cabo actualmente.

¿Quién está difundiendo información errónea?

Al examinar cuidadosamente las raíces de esta cruzada de desinformación, queda claro que los activistas contrarrevolucionarios occidentales comenzaron a difundir mentiras en las redes sociales, y que los primeros artículos en los medios fueron publicados por grupos de propaganda que operaban bajo el disfraz de “derechos humanos”.

Entre estos últimos destacan Hengaw, una organización con sede en Noruega conocida por sus intentos de causar discordia étnica en el Kurdistán iraní, y el Centro independiente de Derechos Humanos en Irán (ICHRI), con sede en Estados Unidos, de naturaleza similar.

Ambas organizaciones afirmaron que Armita fue “severamente golpeada”, y sus falsas afirmaciones fueron inmediatamente citadas y divulgadas por grandes y pequeños medios de comunicación occidentales.

Organizaciones sionistas como UN Watch, su director Hillel Neuer y otras personas, como el periodista proisraelí de Fox News, Trey Yingst, también ayudaron a avivar las llamas de esta desinformación.

La llamada “oposición” iraní con base en Occidente tenía material listo para explotar en sus nefastas agendas. Recurrieron a las redes sociales y lo amplificaron vigorosamente sin saber quién era Armita y qué le había sucedido exactamente.

La amplificación del engaño en las redes sociales se hizo con la ayuda de una gran cantidad de bots y perfiles falsos programados, que sólo en los dos primeros días en la plataforma X (antes Twitter) aumentaron a 300 000 los hashtags con el nombre de Armita.

Utilizando lo antes mencionado como fuente, los artículos de desinformación en idioma persa comenzaron a ser difundidos por un conocido grupo de medios de propaganda bajo el control de los Gobiernos estadounidense y británico, a saber, BBC Persian, Iran International, IranWire, Radio Farda y VOA News.

Los primeros artículos en inglés fueron publicados por el diario británico The Guardian y el alemán DW, ambos con titulares sensacionalistas sobre la paliza, seguidos por una ola de artículos en otros medios occidentales.

También se formularon falsas acusaciones contra las autoridades iraníes a alto nivel político por parte de funcionarios alemanes y estadounidenses, que nunca han perdido la oportunidad de sacar provecho de tales campañas.

En primer lugar, la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, calificó el caso de “insoportable”, afirmando que el incidente se registró “solo porque se le veía el pelo en el metro”. La siguió Abram Paley, el enviado especial interino de Estados Unidos para Irán, quien dijo que estaba “conmocionado” por el incidente.

Todo el caso de Armita Geravand recuerda notablemente al caso de Masha Amini del año pasado, ya que ambos comenzaron con acusaciones infundadas y una campaña de propaganda masiva.

En ambos casos, los medios y los regímenes occidentales iban de la mano contra la República Islámica. En el caso de Mahsa Amini, prevaleció la verdad. También en el caso de Armita la verdad prevalecerá eventualmente.

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