Caso ‘Rolexgate’: la división entre la sociedad peruana y las élites “se profundiza”

 Caso ‘Rolexgate’: la división entre la sociedad peruana y las élites “se profundiza”

El escándalo por presunto enriquecimiento ilícito y falsedad en declaración de bienes que enfrenta la presidenta peruana Dina Boluarte muestra que el país andino continúa en una espiral en descenso de inestabilidad política e institucional, de acuerdo con expertos consultados por Sputnik.
El 10 de abril, el Ministerio Público de Perú, incautó al gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima tres relojes de la marca Rolex y una pulsera que supuestamente le prestó a la presidenta peruana Dina Boluarte.
Según los medios locales, el abogado de Oscorima, Humberto Abanto, presentó las joyas de lujo a pedido de la Fiscalía —como parte de la investigación por enriquecimiento ilícito que enfrenta la jefa de Estado— y, durante la diligencia, el despacho del Fiscal de la Nación dispuso la incautación de las alhajas, argumentando su preservación.
“El Ministerio Público decidió hacer una incautación sin mandato judicial. El argumento es que se podrían perder los bienes”, le dijo a los periodistas Humberto Abanto.
¿Cómo comenzó todo?
El caso ahora conocido como Rolexgate estalló cuando el sitio web de noticias local La Encerrona dio a conocer el 14 de marzo una serie de imágenes en las que se observa a Dina Boluarte utilizando varios relojes de lujo durante su cargo como vicepresidenta y ministra de Inclusión Social y posteriormente como presidenta de Perú.
Cuatro días después, el 18 de marzo específicamente, la Fiscalía inició una investigación contra Dina Boluarte por presunto enriquecimiento ilícito y falsedad en declaración de bienes por la posesión de tres relojes Rolex y una pulsera Bangle —cuyo valor conjunto supera los 60.000 dólares, según los medios locales—.

Las pesquisas también le siguen el rastro al incremento del patrimonio de la jefa de Estado en aproximadamente 116.000 dólares; la posesión de una pulsera Cartier de 56.000 dólares; la tenencia de joyas con valor superior a los 500.000 dólares y depósitos a sus cuentas bancarias por más de 267.000 dólares.
En medio del escándalo, congresistas peruanos presentaron el 30 de marzo y el 1 de abril dos mociones de vacancia contra la mandataria, alegando su “permanente incapacidad moral” para gobernar. Se trata de la misma causal por la que fue destituido el expresidente Pedro Castillo.

El 5 de abril, sin embargo, la presidenta peruana se presentó en la Fiscalía, en donde negó el enriquecimiento ilícito y aseguró que los relojes y la pulsera de lujo —que omitió declarar como funcionaria pública— fueron un préstamo del gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, que ya había devuelto. Además, aseguró ser víctima de una persecución política.
La crisis peruana se acentúa
Para el escritor y economista peruano Peter Camilo, el Rolexgate es una muestra de que el Perú continúa en “una suerte de espiral en descenso, donde la crisis está acentuando cada vez más esta inestabilidad política”.
“Es una crisis estructural, es una crisis sistémica, ya que es todo el sistema a partir de la ilegitimidad de la Constitución impuesta por [el expresidente Alberto] Fujimori en el 1993, después de su golpe de Estado”, observó Camilo en entrevista con Sputnik.

Con él coincide el maestro en sociología política Mauricio Prado Jaimes, para quien el escándalo por los relojes de lujo pone de manifiesto que la escisión entre la sociedad peruana y el Gobierno se sigue ensanchando.
“Desde los escándalos de Lava Jato no ha dejado de profundizarse la crisis de representatividad (…), la división entre la sociedad peruana y los partidos políticos, así como la propia institución del Estado, es decir, el Congreso, la Presidencia, el Poder Judicial”, analizó Prado Jaimes en entrevista con Sputnik.
Es poco probable que haya justicia
Dina Boluarte ya enfrenta una investigación judicial por la presunta comisión de los delitos de genocidio, homicidio calificado y lesiones graves debido al asesinato de más de 50 civiles durante las manifestaciones sociales que se desataron tras la destitución de Pedro Castillo.
En ese entonces, el pueblo peruano salió a las calles para exigir la destitución de Boluarte, la disolución del Congreso, el adelanto de elecciones presidenciales y la convocatoria de un proceso constituyente. Sin embargo, tras una larga jornada de represión por parte de las fuerzas de seguridad, las protestas lograron ser apagadas.
“El campo popular se ha visto bastante mermado en su fuerza, en su capacidad de poder convocar nuevamente a movilizaciones en las calles”, lamentó Peter Camilo.
Ahora, frente a la probabilidad de que la jefa de Estado sea vacada, el escritor consideró que si bien la nueva coyuntura se presenta de alguna manera favorable para un cambio, la posibilidad de obtener justicia para las víctimas y sus familiares es cada vez más remota, toda vez que el Congreso le otorgó su voto de confianza al nuevo Gabinete de Dina Boluarte.

En medio de la turbulencia política por el Rolexgate, el lunes 1 de abril, la mandataria peruana realizó seis cambios clave al interior de su gabinete de Gobierno. Dos días después, el Congreso avaló a los nuevos ministros del Interior, Producción, Mujer, Educación, Agricultura y Turismo.
“El escenario se muestra incierto con relación al futuro, en verdad la situación es impredecible”, señaló Camilo.
“Ha habido un canje siniestro, un canje perverso. El Congreso, de alguna manera, le ha dicho a Boluarte que no la va a vacar, no la va a destituir, siempre y cuando ella ponga a la gente que ellos elijan”, añadió el escritor.
Aprobación de Dina Boluarte es de menos del 10%
Con todo, el economista señaló que el Gobierno actual goza de una aprobación muy baja. Según el último sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el rechazo ciudadano hacia la presidenta Dina Boluarte es del 86% a nivel nacional, mientras que, en las regiones del centro, el rechazo a la Administración Boluarte es del 90%.

En cuanto al Congreso, la encuesta del IEP reveló que el rechazo por este órgano alcanza el 92%, mientras que la aprobación es de solo el 6%.
“Quienes ahorita tienen el poder en el Perú están solos, permíteme usar esta figura: están aislados, o sea, es una cúpula que está afincada en Lima, la capital, y que, evidentemente, tiene cierta aceptación en un estrato social limeño acomodado, pero de ahí no pasa. En el interior del Perú, en las provincias, el descrédito de esta cúpula , de esta clase política, de esta Constitución, de este sistema, es total, el descrédito es absoluto”, aseveró Camilo.
En tanto, Prado Jaimes señaló que la demanda de elecciones libres debe prevalecer, pues recordó que, además de no contar con el respaldo popular, Boluarte Ercilla tampoco cuenta con el apoyo de las clases políticas.
“Es el propio Perú Libre —el partido que la postuló— el que está impulsando la moción de vacancia en el Congreso. Creo que eso habla bastante de lo sola que está, tuvo que hacer cambios en el Gabinete, lo que no se puede leer de otra forma que como un reacomodo para intentar contentar a las élites”, finalizó.

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