China inaugura un laboratorio enfocado en la interacción entre el cerebro y las máquinas
De acuerdo a sus responsables, este centro busca establecer un canal de conexión entre el cerebro humano y las computadoras.
En lo que es una nueva muestra del rol central en el desarollo de tecnología que ha cobrado en los últimos años el gigante asiático, China acaba de inaugurar un laboratorio enfocado en la investigación de la interacción entre el cerebro humano y las máquinas.
De acuerdo al medio especializado Science and Technology Daily, publicado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología del país asiático, sus investigaciones “abarcarán todos los campos y todas las escalas, desde lo microscópico hasta lo macroscópico”.
Según explicó la misma publicación, las instalaciones, localizadas en la ciudad noroeste de Tianjin, tendrán la misión de establecer un canal de conexión entre el cerebro humano y las computadoras u otros dispositivos electrónicos que no dependan de la información cerebral convencional.
Los responsables del laboratorio, a cargo del Gobierno municipal de Tianjin y que cuentan con la colaboración de la Universidad de Tianjin y compañías privadas, dijeron que esperan que se transforme en “una importante fuente de innovación independiente” en el campo de la interacción persona-computadora.
Entre otros avances que esta tecnologías buscan lograr se encuentran la rehabilitación de pacientes incapacitados y la asistencia a discapacitados, buscando que los pacientes puedan dar órdenes o comunicarse solamente a través de las ondas cerebrales.
El subdirector de la Agencia de Laboratorios de Tianjin, Ding Ruiqing, explicó a Science and Technology Daily que “el mayor impedimento al desarrollo de la tecnología de interacción entre humanos y ordenadores es la innovación en tecnologías clave”. Y afirmó: “Debemos resolver este callejón sin salida para lograr progresos”.
Ding señaló además que la precisión de reconocimiento del electroencefalograma en el laboratorio ya logró alcanzar el “máximo nivel internacional”.
Esto porque la interacción entre humanos y máquinas se basa en electroencefalogramas y en computadoras que pueden convertirlos en órdenes.