Costo del voto por persona: ¿Por qué en México es tan caro?
El costo del voto por persona en México es uno de los más altos del mundo y esto se debe a diversos factores, que se han arraigado desde inicios del siglo XX en el país, explica el doctor en estudios políticos y sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Valeriano Ramírez Hernández, en entrevista para Sputnik.
De acuerdo con datos del Gobierno federal, México está dentro de los tres primeros lugares en encarecimiento del sufragio, solo detrás de Estados Unidos y Canadá. En estos países, el costo por persona del voto es de 23,8; 9,3 y 9,07 dólares, respectivamente.
Recientemente, el consejo general del Instituto Nacional Electoral (INE) mexicano aprobó su anteproyecto de presupuesto para el ejercicio fiscal 2024, por un monto de 23.757 millones de pesos (alrededor de 1.396 millones de dólares), en el que se contemplan las labores para los comicios generales de ese año, cuando se votará por la presidencia del país, entre otros cargos.
La cifra fue criticada por el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien consideró este 16 de agosto que se podrían ahorrar aproximadamente 10.000 millones de pesos (586 millones de dólares) en los montos solicitados por el organismo electoral.
¿Cómo se calcula el precio del voto?
De acuerdo con Valeriano Ramírez Hernández, si se aprueba el presupuesto del INE, “10.000 millones de pesos se irán a los partidos políticos y eso nos da muestra del subsidio al voto. Posteriormente, se debe tomar en cuenta el tamaño del padrón electoral. En la actualidad, es de más de 90 millones; se dividen los más de 23 millones de pesos entre ese número y eso toca a cada voto”.
Pero ahí no concluye el estimado; aún hay algunos pasos a tomar en cuenta para discernir el precio de los sufragios.
“En el proceso electoral se hace más complejo, por el tipo de urnas, de elección, por el pago y capacitación a los funcionarios de casilla, entre otros. Es decir, toda la maquinaria necesaria. A esto se debe sumar el sufragio efectivo, que es cuánta gente asistió a las casillas. El costo se divide entre el número total de votantes”, agrega.
La historia del costo del voto en México
Pero el voto no siempre tuvo un precio por persona. En el caso de México, se dio a partir de mediados de la década de 1970, con el fin de ampliar la oferta de partidos políticos, ya que conservaba su hegemonía el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“Desde 1976 se comenzó a considerar muy necesaria la democracia y el mundo entero la impulsaba. En México, lo que se comenzó a hacer fue subsidiar a los partidos políticos para garantizar la competencia, con lo que cada grupo contaba con ese dinero dependiendo el voto que adquirieran. De esta manera, se comenzaba a generar un presupuesto obligatorio”, ahonda el catedrático de la UNAM.
Tras la controversia de las elecciones presidenciales de 1988, donde se acusó un fraude electoral y finalmente se dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari, abanderado del PRI, las bases presupuestales fueron aún más claras.
“Se creó el Instituto Electoral que, a su vez, generó recursos. Antes, la obligación era educar a la sociedad sobre la democracia y se empezaron a hacer varios proyectos. Después, el crecimiento electoral [de presupuesto] fue enorme”, agrega.
Abstencionismo: clave para el costo del voto
A pesar de las campañas para invitar a la población a votar que organizó el entonces Instituto Federal Electoral (IFE) desde 1990 hasta 2014, cuando se convirtió en Instituto Nacional Electoral (INE), hay un aspecto que no se ha podido combatir y es medular para que el sufragio sea muy caro: el abstencionismo.
“Con todo y las campañas, el abstencionismo sigue siendo, en promedio, de 40% en cada elección”, destaca el también docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
El experto resalta que el grave error del sistema electoral tanto en el país como en otras naciones que cuentan con subsidios para los votos es el no preocuparse por la capacitación política de la ciudadanía.
“Nos acostumbramos al subsidio, pero no a la capacitación política, no a la educación del ciudadano. Es otro asunto que no ha sido tocado”, reflexiona.
Costo del sufragio en otras naciones
Estados Unidos cuenta con un presupuesto de 10.700 millones de dólares para sus procesos electorales. En este país, pues, el precio del sufragio es de 23,8 dólares.
Canadá posee más de 39,5 millones de dólares para tareas electorales. El costo por voto es de 9,3 dólares.
México, a través del Instituto Nacional Electoral (INE), cuenta con un presupuesto de más de 1.880 millones de dólares. El precio del sufragio es de 9,07 dólares.
Perú es otro de los países con un voto costoso (7,3 dólares). Su presupuesto para las tareas electorales es de 246,7 millones de dólares.
Nicaragua cuenta con 49,9 millones de dólares para labores de corte electoral y el precio del sufragio es de 7,3 dólares.
Ecuador, que recientemente celebró la primera vuelta de sus comicios generales, tiene un presupuesto de 109,3 millones de dólares y, por tanto, un costo del voto de 6,1 dólares.
Guatemala aparece en este conteo; es otro de los países que tuvo elecciones presidenciales apenas este 20 de agosto. Cuenta con un presupuesto de 108,2 millones de dólares y el costo por voto es de seis dólares.
Las autoridades electorales de Argentina tienen un presupuesto de 261,4 millones de dólares, con un precio por sufragio de 5,6 dólares.
En el caso de Chile, el costo por voto es de 5,3 dólares y su organismo electoral posee 101 millones de dólares para diversas labores.
Brasil es otra de las naciones con un sufragio costoso (cuatro dólares) y un presupuesto de 859 millones de dólares.
Por ejemplo, en el caso de Washington, su sistema elector cuenta con una larga precampaña, donde se incluye la elección de los representantes de cada partido, que es financiada por los electores, no por las instituciones, como ocurre en México.
“Eso, de alguna manera, evita una fiscalización real o un control económico real sobre lo que se está gastando. Como son procesos muy prolongados, de alguna manera el proceso electoral se hace más caro y complejo”, explica Ramírez Hernández.
Los retos a vencer
“Lo que hay que hacer es una mayor fiscalización de los gastos y priorizar más bien la educación de la sociedad, y generar una cultura de la democracia y participación en las urnas”, considera.