Demócratas en situación crítica por justificar la deteriorada salud mental de Biden
El 72% de los estadounidenses opina, a sólo cuatro meses de las elecciones presidenciales de noviembre, que Biden está incapacitado mental y físicamente para la Presidencia de EEUU, según el último sondeo de la cadena CBS News.
MIAMI- Por más de cuatro años los demócratas y la extrema izquierda se encargaron de ocultar y justificar el estado de salud mental y físico de Joe Biden, porque el asunto viene desde antes de las elecciones de 2020. Ahora están en serios problemas por mentirle al pueblo estadounidense, a pocos meses de las elecciones presidenciales.
Como dice un refrán popular que ha tomado diferentes versiones: la mentira tiene los pasos muy cortos.
El primer debate presidencial entre el expresidente Donald J. Trump y el presidente Joe Biden fue sólo la gota que rebozó la copa; en este caso fue la confirmación de lo que cientos de millones en el mundo han visto antes y durante el mandato de Biden en decenas de videos e imágenes de medios de prensa en eventos oficales, discursos y declaraciones sin guía ni teleprompter.
En estos momentos, la Casa Blanca y la campaña demócrata no saben qué decir ni qué hacer para justificar el desastre de Biden en el debate presidencial. El último argumento fue que los viajes al extranjero son la causa de la desorientación y la visible incapacidad física y mental del Presidente para ocupar el más importante puesto del planeta.
Medios de prensa presionan para renuncia de Biden
Medios influyentes en la política estadounidense como The New York Times y la revista Times han pedido abiertamente la renuncia de Biden a su candidatura presidencial. En un artículo publicado este miércoles el NYTimes dijo que el mandatario estudiaba abandonar la carrera por su reelección, pero momentos después el propio Biden y la Casa Blanca desmintieron esa información. No obstante, hay otro refrán popular que reza: cuando el río suena, piedras trae…
Sin embargo, llama la atención el escándalo creado espontáneamente o a propósito sobre la actuación de Biden en el debate, cuando durante todo el período de campaña electoral y en el mandato ha estado latente y bajo el escrutinio público la visible incapacidad del exvicepresidente en el gobierno de Barack Obama para dirigir la nación estadounidense.
Las justificaciones y las mentiras sobre la capacidad de Biden tampoco han faltado:
La vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre: “La gente ni siquiera debería preguntar sobre la condición física de Biden”.
Líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer: La “agudeza mental de Biden es EXCELENTE”.
Ron Klain, exjefe de gabinete de la Casa Blanca: “Creo que su forma física y su vigor están fuera de toda duda”.
Merrick Garland, secretario del Departamento de Justicia: “¡El presidente no tiene ningún impedimento!”
Tim Walz, gobernador de Minnesota: Es “discriminación por edad” que los estadounidenses se preocupen por la edad y la resistencia de Biden.
Senador demócrata, Alejandro Padilla: “No sólo está capacitado para hacer el trabajo, sino que ha hecho un trabajo increíble”.
Y así una extensa lista de figuras del bando azul que han mentido acerca del estado cognitivo de Biden.
Desde la campaña electoral en 2020, múltiples videos mostraron a un candidato totalmente perdido y sin ninguna coherencia por momentos en declaraciones y preguntas de periodistas. Incluso, muchos pensaron que a los pocos meses de entrar Biden a la Oficina Oval, los demócratas buscarían un pretexto para sustituirlo, pero nunca se convirtió en realidad esa hipótesis.
¿Cómo ha podido la izquierda mantener a Joe Biden en la Casa Blanca?
Muchos estadounidenses creen que ha sido con ayuda de tratamientos médicos experimentales y ayudado en muchas ocasiones por dobles, todos los presidentes tienen una segunda persona e incluso tercera que actúan de señuelo por razones de seguridad frente a amenazas creíbles de atentado o intentos de asesinato. Casi a diario la información sobre estas amenazas, que llega por múltiples fuentes, es analizada con mucho rigor por diferentes agencias y servicios de inteligencia y contrainteligencia de la nación.
Al hacer una retrospectiva, Biden no ha estado presente en muchos eventos, en otros la energía dista mucho del deteriorado Presidente real que tartamudea, dice oraciones totalmente incoherentes y sin sentido; se ha caído en múltiples ocasiones, no sabe hacia dónde dirigirse en actos importantes o simplemente se queda estático y con la mirada fija hacia un punto en el horizonte o en el piso, como ocurrió en un reciente acto de recaudación de fondos en California. En este evento, el expresidente Barack Obama tuvo que tomar de la mano al actual inquilino de la Casa Blanca y llevárselo del escenario del teatro. Biden se quedó “congelado” frente al público por casi un minuto, sin hacer ningún tipo de movimiento y con la boca entreabierta, muy similar a las imágenes vistas en el debate cuando Trump respondía a las preguntas de los moderadores de CNN.
Sin entrar en detalles en todas las graves confusiones de lugares, presidentes de países y datos errados e inexistentes que ha dado en conferencias de prensa. Biden llegó a hablar de la frontera sur de Estados Unidos como si fuera la Franja de Gaza en Cisjordania.
El 72% de los estadounidenses opina, a sólo cuatro meses de las elecciones presidenciales de noviembre, que Biden está incapacitado mental y físicamente para ocupar la Presidencia de EEUU y mucho menos buscar la reelección, según el último sondeo de la cadena estadounidense CBS News.
Desde mucho antes del debate presidencial los rumores sobre una inminente sustitución de Biden circulaban en Washington, y en especial en algunos de los grandes medios de prensa estadounidenses y del exterior. Entre los posibles candidatos se especulaba con fuerza acerca de Michelle Obama y el gobernador de California, Gavin Newsom, un hecho que daba por sentado los graves problemas de salud mental y física de Biden.
Ahora otros nombres afloran como el de la gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer y el gobernador de Pennsylvania Josh Shapiro;
Razones de la negativa demócrata sobre salud mental de Biden
¿Por qué los demócratas han tardado tanto en aceptar lo que se veía con toda claridad sobre la salud mental de Biden?
En primer lugar, Biden es un gran amigo del expresidente Barack Hussein Obama, la figura más influyente hoy dentro del Partido Demócrata. En segundo lugar, a la élite de izquierda y de extrema izquierda en EEUU le interesaba tener a una persona que cumpliera a cabalidad todas las órdenes que recibe. A muchos les es difícil creer que un presidente estadounidense en plenitud de sus capacidades cognitivas y dentro de una democracia, admita firmar desde su primer día más de 70 órdenes ejecutivas en un plazo de poco más de una semana, al estilo de la peor dictadura en el siglo XXI. Y esa lealtad o sumisión ha sido premiada por el Partido Demócratas, en particular cuando se trata de destruir todo lo que hizo Donald Trump en su administración.
Otros de los motivos son los trágicos episodios en la vida de Joe Biden como la muerte en un accidente de tráfico de su primera esposa y su pequeña hija; luego en el 2015 pierde a causa de un tumor cerebral a su primogénito Beau, un veterano de guerra. Emocionalmente, estos hechos constituyen atenuantes para el respaldo a Biden. Por su carácter jocoso, a pesar de estos lamentables sucesos, y por sus 36 años como senador, Biden se ha ganado la simpatía dentro de su Partido.
Pero en estos momentos, esa simpatía se ha convertido para el Partido Demócrata en un pánico generalizado, porque Biden se niega a renunciar y muchos lo apoyan a pesar de sus serias limitaciones, no ya para la reelección, sino para cumplir con su término presidencial.
Junto al fracaso de sus políticas económicas con la peor inflación en casi cinco décadas, de inmiración y exteriores, la actual administración no tiene casi nada que ofrecer como motivos suficientes para ganar la reelección. Biden ha dicho en varias ocasiones que ahora EEUU es la envidia del mundo, cuando realmente es, de forma lamentable, la risa, la burla y el bochorno ante el mundo.
Muchos pueden alinearse a Biden por empatía, odio a Trump y a los conservadores o simplemente por afiliación partidista, pero casi nadie puede decir que los estadounidenses tienen un mejor país con Biden.
Diversos estudios, entre ellos de CNN, Associated Press, CBS y NBC y otros de grandes encuestadoras como Gallup han revelado que un cambio de candidato presidencial demócrata obtendría muchos menos votos que Joe Biden en una elección. Así que literalmente la izquierda no sólo se encuentra contra la pared, sino soportando el gran peso de la pared para que no los aplaste en un momento crucial.
Analistas coinciden en que sería peor un cambio de última hora en la candidatura demócrata hacia la Presidencia. Si no lo hicieron con tiempo, por las razones que hayan estudiado internamente, ya resulta demasiado tarde.
La izquierda y la extrema izquierda pensaron, con extremo entusiasmo, que podían eliminar a Trump del ajedrez político y hasta que el constante acoso y hostigamiento lo llevaría a renunciar bajo la presión de su familia; en definitiva Trump no necesita ser Presidente para ganar dinero, por el contrario, le ha representado cientos de millones en pérdidas, problemas por los ataques políticos constantes de los demócratas y la extrema izquierda y la desatención de sus negocios personales.
Trump avanza indetenible
Y por todas esas razones anteriores y su excelente trabajo como Presidente (2017-2021) decenas de millones de estadounidenses creen en él, lo respaldan y lo ven como la figura clave conservadora para salvar a EEUU de una agenda globalista y antiamericana impulsada ahora en Washington y en diferentes estados del país por grupos mal llamados “progresistas” (socialistas) y por el conocido movimiento “Woke”, fundado e integrado en su mayoría por jóvenes adoctrinados dentro y fuera del país con la mezcla de la ideología del Marxismo Cultural y otras tendencias neoliberales radicales.
Después de ser hallado culpable de 34 cargos en un controversial juicio en Manhattan, de visiblemente marcado interés político, Trump recaudó más de 200 millones de dólares en apenas 72 horas. Lo más relevante es que más del 30% de los fondos recaudados provinieron de personas que nunca habían donado dinero a ninguna causa política y a ninguna persona vinculada a la política, lo cual demuestra el sólido apoyo popular al expresidente frente a los propósitos de desprestigiarlo, condenarlo y eliminarlo del escenario político.
En el segundo trimetre de 2024, la campaña de Trump recaudó 331 millones de dólares, contra $264 millones recaudados por el equipo de Biden. Se espera que después del debate presidencial, la capacidad financiera para la reelección de Biden sufra un fuerte impacto, del que posiblemente no se recupere.
A pesar de que el mandatario gastó casi 120 millones de dólares sólo en televisión, por cable y radio, las encuestas y el entusiasmo de los votantes siguen creciendo a favor del presidente 45 Donald J. Trump.
Todas las encuestas nacionales dan una ventaja a Trump sobre Biden entre un 6% y 13% en intención de voto para las elecciones de noviembre; incluso en estados clave como Arizona, Michigan, Georgia y Pennsylvania el margen de diferencia resulta demoledor para los demócratas, que se juegan una cantidad mucho mayor de puestos en ambas Cámaras del Congreso que los republicanos. Es decir, de cumplirse los pronósticos hasta ahora, Trump dirigiría al país con el poder republicano en la Cámara de Representantes y en el Senado.
La situación para el expresidente es más que favorable en estos momentos.
El juez Juan Merchán, quien presidió el juicio contra el exmandatario por el supuesto caso de “pagos ocultos” a una actriz porno, ha pospuesto el anuncio de la sentencia para el 18 de septiembre a raíz de la decisión del Tribunal Supremo que le otorga amplia inmunidad al presidente 45 de EEUU, de acuerdo con un documento judicial.
La sentencia, que iba a ser anunciada el 11 de julio, ha sido postergada para “el 18 de septiembre de 2024”, si “aún es necesaria”, advierte el juez en una carta dirigida a la defensa del magnate y a la fiscalía, lo que deja entrever que el dictamen pudiera ser revocado o anulado.
Todas las estrategias trazadas contra Trump han tenido el efecto contrario al que esperaban la izquierda y la extrema izquierda. Y, como siempre han confiando sus seguidores, las puertas de la Casa Blanca parecen abrirse cada vez más para el líder republicano, que no sólo ha demostrado una resistencia de hierro frente a todos los ataques, sino firmeza, convicción y fe de que finalmente la verdadera justicia llega para el bien de todos los estadounidenses.