Desaparición en Ciudad: la sangre hallada es de Ivana Molina y su ex pareja se defendió
Carlos Díaz declaró este martes y aseguró que “no mató ni desapareció a nadie”. Además, adjudicó las manchas hemáticas encontradas en su domicilio a una situación de encuentros sexuales y consumo de estupefacientes. También explicó que se fue a Buenos Aires porque sufrió amenazas.
Carlos Miguel Díaz (64) está en el centro de las sospechas judiciales y policiales desde mediados de abril, días después de la desaparición de su ex pareja, Ivana Romina Molina (39). Luego de activarse el protocolo de femicidio en la causa que se inició como una averiguación de paradero, el hombre quedó con pedido de captura y fue detenido el pasado miércoles en el conurbano bonaerense.
Después de ser trasladado el sábado a Mendoza, fue imputado por femicidio y, en un primer momento, se abstuvo a declarar. No obstante, plasmó su versión en el expediente que lidera la fiscal de Homicidios Claudia Ríos este martes y se defendió de las acusaciones en su contra, justo en el día que se confirmó que la sangre hallada en su casa pertenece a la mujer desaparecida.
Acompañado de su defensor, Marcelo López, Díaz sostuvo que “no mató, desapareció, ni entregó a nadie”. También ofreció un detallado relato de las últimas horas que pasó junto a su ex, con quien llevaba ocho meses separado y mantenía solamente una relación de encuentros casuales.
En medio de la declaración, que duró unas tres horas, llegó al despacho de la fiscal Ríos el resultado del cotejo de los rastros hemáticos levantados durante una inspección en la vivienda del acusado. El estudio sostiene que la sangre le pertenecía a la víctima (la fiscalía entiende que se está frente a un homicidio) y al sindicado victimario.
Frente a esa prueba que puede complicarlo en la investigación, ofreció una explicación vinculada al consumo de estupefacientes -sostuvo que la mujer tenía problemas de adicción- y los encuentros sexuales que mantenían en el último tiempo.
En detalle
Díaz narró que la noche del viernes 31 de marzo, Molina llegó hasta su domicilio del barrio Las Rosas, en Las Heras. En ese mismo lugar, reside una hija del hombre, junto a su familia, en un departamento ubicado en la planta alta.
Debido a que la mujer no contaba con una llave de la propiedad, llamó a la puerta con insistencia. El hombre le abrió, como lo hacía casi todos los fines de semana, y ella ingresó con un bolso con ropa y otros elementos.
Su versión agrega que Molina, a quien conocían en los barrios de oeste como Martina, se bañó y luego mantuvo relaciones sexuales con él. Seguidamente, ya durante la madrugada del sábado 1 de abril, le pidió que la llevara hasta el barrio Soberanía Nacional, ya que tenía pensado vender una juguera para comprar cocaína.
Díaz contó que accedió y la trasladó a bordo de su moto -no tenía auto- hasta el domicilio de un sujeto apodado el Carucha, a quien marcó como dealer y dueño de un aguantadero donde residen mujeres se dedican al trabajo sexual y otras actividades clandestinas.
Pero ninguno de los “transas” de la barriada quisieron cambiarle ese electrodoméstico por la sustancia blanquecina y, mucho menos, por dinero, dijo en su declaración. Ante eso, Molina le solicitó a Díaz que la acercara a la casa de una sobrina de ella.
Su familiar le aceptó la juguera y le dio algo de dinero a cambio. Según el relato del acusado, esa fue la última vez que vio a su ex concubina. Eso sí, agregó que en esa oportunidad la mujer le aseguró que “se iba para el Sur” a trabajar, señalaron fuentes allegadas al expediente.
Luego de ofrecer esa reconstrucción, Díaz señaló que el viernes 7 de abril, día de su cumpleaños, se reunió con sus hijos para festejar. Aparentemente, esa noche Molina habría regresado a su domicilio, pero no lo encontró, según lo que le relató un vecino suyo.
Asimismo, indicó que se enteró por otros conocidos que la mujer fue vista en los días posteriores a bordo de una moto enduro -que sería del Carucha– en las zonas del barrio Olivares y en La Favorita.
Justamente, Díaz declaró que en esa misma motocicleta sujetos fueron hasta su domicilio luego de que se denunció el paradero de Molina y que le gritaron en varias oportunidades “que aparezca la Martina, viejo puto”.
Fue a partir de esa situación, explicó, que decidió irse hacia la localidad bonaerense de Pablo Nogués -donde fue capturado-, ya que estaba cansado de ser blanco de intimidaciones por parte del entorno de su ex pareja.
Por último, con respecto a los rastros hemáticos, que encontraron en el colchón de la cama de su habitación, el lavamanos del baño y una remera, explicó que Molina solía sangrar frecuentemente por su nariz, a raíz de sus problemas de adicción.
A eso, añadió que la mujer en ocasiones sufría subas de presión, por lo que solía pincharse algún dedo con una aguja para solucionarlo y que el último día que estuvieron juntos mantuvieron un encuentro íntimo mientras ella atravesaba el periodo menstrual.
En relación con las manchas de su propia sangre encontrados en la vivienda, refirió que por esos días había sufrido una lesión en una pantorrilla con el escape de la moto y por eso pudo haber dejado rastros hemáticos.
Luego de la declaración, Díaz fue trasladado al penal, donde permanecerá aislado de la población carcelaria por pedido de su defensor, solicitud a la cual accedió la fiscal Ríos.
El caso
El paradero de Ivana Molina fue denunciada el lunes 10 de abril en la Oficina Fiscal Nº 6. Pese a que había pasado más de una semana desde la última vez que la mujer se había conectado a Whatsapp y que tuvieron contacto con ella, sus familiares decidieron esperar algunos días, ya que era normal que “desapareciera por algún tiempo”.
A partir de allí, se inició una búsqueda que se fue intensificando con el paso de las horas. Por eso, casi una semana después, la fiscal de la causa decidió activar el protocolo de femicidio y la pesquisa apuntó contra Díaz.
El hombre quedó con pedido de captura, debido al vínculo que mantenían y que fue la última persona que había visto con vida a la mujer. Sin embargo, cuando lo fueron a detener a su domicilio, no lo encontraron.
En medio de búsqueda de Díaz, se desarrollaron rastrillajes con canes especializados en la localización de rastros humanos y hasta se hizo una excavación en el patio de la casa del sospechoso, pero todas esas medidas fueron negativas.
Pese a eso, el jueves 4 de mayo Díaz fue capturado por personal de la División Homicidios, de Investigaciones, y de la Policía Federal Argentina (PFA) en la provincia de Buenos Aires y terminó siendo imputado por el femicidio de la mujer.