Desilusión en Detroit, la gran decepción de la temporada

 Desilusión en Detroit, la gran decepción de la temporada

La franquicia de Michigan no ha comenzado la campaña de la mejor manera posible tras los buenos movimientos realizados los últimos meses y no ha cumplido con las expectativas.

En un proceso de reconstrucción, es importante avanzar cada temporada, dar un paso nuevo cada cierto tiempo para alcanzar, poco a poco, el proyecto deseado. Detroit, que se encontraba en un camino por el desierto en los últimos años, dio varios en el último verano. El Draft y la audacia en los despachos de Troy Weaver, mánager general de la franquicia, permitieron dar un gran salto de calidad a los Pistons antes del inicio de la campaña.

El juego y los resultados no han respondido a la ilusión y las expectativas. A pesar del buen núcleo de jóvenes que tiene Casey a su disposición, la llegada de veteranos que siempre vienen bien en este tipo de equipos y la presencia de un Bojan Bogdanovic que era una de las piezas más codiciadas del mercado, los Detroit Pistons actualmente son penúltimos en la Conferencia Este (8-22). Un puesto 14º que, sin duda, no era el esperado.

Más aún en una de las temporadas que más cantidad de historias bonitas y sorpresas nos está dejando en los últimos años. Utah, San Antonio e Indiana son ejemplos de equipos que estaban destinados a ocupar las últimas posiciones de la tabla y confiar en la lotería del próximo Draft pero que, con sus armas y con lo que tienen, compiten contra todo rival que se ponga en frente.

Tras elegir a Cade Cunningham con el número 1 del Draft hace más de año y medio, en Michigan ya comenzaban a esbozar su futuro a medio y largo plazo. Las elecciones de Jaden Ivey en el puesto cinco de la pasada gala, jugador que mostró unas cualidades físicas fuera de lo común en la universidad de Purdue y, sorprendentemente, con un traspaso de por medio, de Jalen Duren, el más joven de todos los elegidos, que destacó en Memphis por sus capacidades defensivas y su habilidad cerca del aro, invitaban a creer en que esta sería la temporada del despegue.

El escolta de 20 años carbura poco a poco. Su juego explosivo se complementa a la perfección con la pausa que da Cade en cada jugada. El director y el ejecutor. El exjugador de los Boilermakers se caracterizó en su periplo universitario por la capacidad de sortear a sus rivales y anotar bajo cualquier circunstancia. Sus piernas le permiten ir al aro contra el pívot rival y dejar atrás a su defensor con apenas un bote. Las comparaciones con Ja Morant no son mera casualidad. Nacido para el espectáculo, para la NBA.

Duren, en cambio, llegaba a la liga en circunstancias diferentes. Siendo el más joven de todo el Draft (y actualmente de toda la liga), el pívot de los Tigers de Memphis tenía, y tiene, un gran margen de mejora para ser un jugador diferencial. Su intimidación cerca del aro, así como la capacidad para moverse en el poste y ser letal en el bloqueo y continuación le hacen ser un diamante en bruto, una futura potencia interior de la NBA. Un pívot de otra época en la era moderna. En la franquicia tendrán paciencia con él porque saben lo que tienen entre manos. El plano ofensivo, su punto principal a mejorar.

A ellos se le suman refuerzos de lujo como Alec Burks y Nerlens Noel, que llegaron a Detroit a cambio de una segunda ronda del Draft de 2025 y uno de los activos de más valor del último mercado: Bojan Bogdanovic. Los Pistons mandaron a Kelly Olynyk y Saben Lee a Utah. Mientras que el primero está siendo protagonista del equipo sorpresa de la temporada, Saben Lee es una de las referencias de Raptors 905, filial de Toronto, en la G League. Quizá Noel, al no haber dado un buen nivel hasta ahora, sea moneda de cambio para que llegue algo mejor.

El movimiento por el croata pilló desprevenido a todo el mundo de la NBA. Los rumores apuntaban a Lakers y Suns, pero el alero de 33 años recaló en la ciudad del motor con la esperanza de dar rigor y experiencia a un grupo de jóvenes que quieren comerse el mundo. Suya no es la culpa del fracaso de este inicio, ya que sus promedios están en la veintena de puntos por encuentro con un 43% de acierto desde el triple. No se descarta que salga en los próximos días viendo la situación del equipo.

Las buenas noticias llegaron a final de la última temporada, cuando Marvin Bagley III, jugador sin rumbo desde que llegó a la NBA, se hizo un hueco en la rotación de Casey, encontrándose a sí mismo. Será una de las referencias interiores del equipo junto a Isaiah Stewart que no para de desarrollar su juego y que se ha convertido, contra todo pronóstico, en una amenaza desde la media y larga distancia, además de ser vital en el rebote ofensivo para los intereses de Casey.

Luces y sombras con los jóvenes. Mientras Saddiq Bey crece exponencialmente como jugador, Killian Hayes se ha convertido en una de las grandes decepciones de la liga en las últimas temporadas. El alero de 23 años no se ha quedado encasillado como solamente un gran defensor. Prueba de ello son los 51 puntos que anotó ante los Magic la pasada campaña. Aún así, está rindiendo por debajo de lo esperado a nivel de protagonismo y liderazgo.

El caso del base francés es más complicado. Sus primeros meses en la NBA fueron buenos, hasta que una lesión de muñeca le dejó fuera de las pistas y, por consiguiente, del nivel que estaba mostrando. La llegada de Cunningham en el siguiente Draft terminaría de eclipsarle. Su compenetración en pista no es buena. Dos jugadores que necesitan balón para tener influencia, para crear. Dos perfiles similares, pero con diferencias. Su influencia ha ido de menos a más. La ausencia de Cade le ha venido bien para destaparse. Uno de los pocos brotes verdes de las últimas semanas (8,7 puntos y 5,2 asistencias por noche en esta campaña).

Esta desilusión choca con la temporada de un Cade Cunningham que aspiraba a su primer All-Star. Al jugador de segundo año le costó encontrar ritmo, volver a su juego dentro de la pista, pero los últimos meses de la pasada competición mostró un gran nivel. En esta solo podía ir hacia arriba, y sí ha cumplido con lo esperado. A la veintena de puntos se le suman seis rebotes y seis asistencias de promedio en las primeras semanas. Desgraciadamente, una fractura en la espinilla le dejará fuera toda la temporada, algo que preocupa, aún más, el corto plazo de Detroit. Los de Michigan no son capaces de sacar los partidos adelante sin su líder.

En contra de lo esperado a principios de octubre, cuando se avecinaban meses esperanzadores, el próximo Draft será más importante de lo que creían en un principio. La posibilidad de tener a un talento generacional, ejemplo de la evolución del baloncesto, como Víctor Wembanyama y proyectos ilusionantes como Nick Smith, Dariq Whitehead, Amen Thompson o Cam Whitmore, abre las puertas a que el proceso de reconstrucción sea más largo de lo esperado. Detroit no avanza, sigue caminando por el desierto.

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