El enigma del pato o la gallareta

 El enigma del pato o la gallareta

Las elecciones del domingo en los siete departamentos que se adelantaron al cronograma se meterán como elemento clave de la campaña que está a punto de comenzar por el control de la provincia. Todo indica que serán siete derrotas del oficialismo provincial. De hecho, es tanto el interés y la importancia que le ha impreso a cada uno de estos procesos, que Cambia Mendoza se zambulló totalmente en ellos con un Alfredo Cornejo que se involucró en cuerpo y alma para potenciar y ampliar las chances de sus candidatos que juegan, claramente, de punto y no de banca. Y el lunes, cuando comience a bajar la espuma de los resultados, es esperable encontrar a los intendentes peronistas de festejo y satisfechos de haber apostado todo al sostenimiento de sus enclaves, al que tendrían que sumar al nuevo actor de la película, Omar De Marchi, que con su La Unión Mendocina no dejará pasar la oportunidad para sacar algo de provecho de las primeras elecciones.

Afirmar que De Marchi no está involucrado en las siete contiendas que tenemos por delante puede conducir a una mirada equivocada. El que no aparezca, no significa que el líder de La Unión Mendocina y sus nuevos adeptos no estén participando ni jugando. Por el contrario, si todo, al final de cuentas, termina resolviéndose como se espera, con los peronistas oficialistas sosteniendo los departamentos de San Rafael, Maipú, Santa Rosa, La Paz, Lavalle y Tunuyán, más San Carlos, donde Jorge Difonso y Rolando Scanio pisan fuerte, De Marchi dirá –y hará decir– que sus rivales de Cambia Mendoza, Cornejo y Rodolfo Suarez, particularmente, perdieron 7 a 0.

Estos intendentes que desdoblaron, está claro, ejecutarán el domingo su paso más trascendental de todo el proceso electoral de la provincia y la Nación. A eso apostaron: a retener lo que tienen y poco más. Por eso se festejarán de haberse adelantado, porque lo que tendrán enfrente puede que sea un cúmulo y rosario de sólo malas noticias.

Los días subsiguientes, para el oficialismo provincial, serán lo más parecido a una excursión por el desierto a la espera del primer gran oasis, por aquel turno de las PASO provinciales del 11 de junio. Volviendo a De Marchi, estas elecciones departamentales le servirán para intentar retomar un contacto con sus ex socios del Pro a nivel nacional, con los que no se habla desde el día que pegó el portazo de Cambia Mendoza. Son Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, quienes no lo apoyaron en la aventura, pero a los que les trasmitirá una visión de la nueva configuración.

“En Buenos Aires no entienden mucho de lo que pasa en la provincia”, dicen alrededor del mendocino que ha sido hasta muy poco tiempo el jefe de campaña de Rodríguez Larreta. Se refieren a que, si bien, Cambia Mendoza se quedó con el sello partidario y a que la desde la Junta Electoral le objetaron uno de los colores a la nueva colación política por llamar a una posible confusión con los del Pro, “el Pro de verdad, el de la realidad, está con nosotros”, a lo que aclaran, además, que es equivocada aquella mirada de ciertos análisis porteños donde lo señalan a De Marchi “asociado al peronismo” en Mendoza. “Estamos frente a otra cosa”, cierran, con el deseo y la esperanza puesta de que lo que están soñando hoy se convierta en una realidad mañana.

El cierre de listas le ha dejado un sabor dulce a De Marchi. El golpe dado con la incorporación de Daniel Orozco le ha insuflado una dosis de optimismo al grupo que lidera, que el propio precandidato a gobernador busca moderar. “Ha sido un primer paso, nada más. Ahora viene lo más importante, que es trabajar para que ese cambio que el peronismo, desde la oposición, no le pudo brindar a esa parte de la provincia que hace un tiempo lo está pidiendo, se concrete ahora”, les dice De Marchi a los suyos, que se preparan para caminar Mendoza.

Ese resultado que la política prevé en las PASO de los departamentos que desdoblaron, los del fin de semana próximo, es probable que se repitan en la general y definitiva en esos territorios del 3 de setiembre, 21 días antes de la elección general y definitiva de la provincia, en la que se conocerá el nuevo gobernador. Será interesante develar cuánto influirá en el electorado esos resultados previos, en la psiquis de cada elector y cómo será usado y utilizado por cada una de las fuerzas de cara a la elección general.

Si La Unión Mendocina de De Marchi y el peronismo en su conjunto, el que responde al kirchnerismo y el que no, se montarán a sus posibles triunfos del domingo para dar señales de posibles cambios en la provincia, imaginemos lo que pueda ocurrir aquel 3 de setiembre con una ratificación de los datos de ese domingo.

Claro que todo es relativo y, a la vez, efímero. El año electoral de por sí, sumará su propia conflictividad al clima de fastidio y cansancio social. Entonces, no sólo habrá que tomar en cuenta los resultados que se vayan dando, sino la cantidad de gente que asista a votar y con qué ánimo. Porque esto último es lo que puede dejar como saldo un panorama desconocido e inesperado, como que un pato se transforme en gallareta, o que al pato se lo haga pasar por gallareta y aun así se tendrá que aceptar.

AUTOR. Marcelo Torrez

coordenada Informativa

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