El fusil israelí Galil, en el ojo de la tormenta por las protestas en Perú
Peritajes a los fallecidos en las protestas que comenzaron en diciembre en Perú demostraron que fueron alcanzados por municiones de fusiles Galil. Se trata de armas fabricadas por Israel en la década de 1970 y que, desde hace años, también son ensambladas en Perú y Colombia.
El alto número de fallecidos ha caracterizado a las protestas desatadas en Perú desde diciembre, cuando el entonces presidente Pedro Castillo intentó disolver el Congreso y luego fue destituido y apresado. Desde entonces, miles de peruanos en varias ciudades del país han cortado rutas y aeropuertos solo para encontrarse con policías y militares con la orden de disolver las manifestaciones.
Con más de 60 fallecidos entre diciembre de 2022 y mediados de febrero de 2023, los ojos comenzaron a posarse en las causas de muerte. Un informe publicado el 14 de febrero por el diario peruano La República asegura que, según pericias forenses, 9 de los 10 manifestantes fallecidos el 15 de diciembre en una protesta en la ciudad de Ayacucho murieron por disparos de fusil Galil.
El Galil es un fusil de asalto fabricado por Industrias Militares de Israel (IMI), empresa estatal israelí dedicada a la fabricación de armamento en 1974 y con la intención de contar con una versión propia del AK-47 soviético. Toma su nombre de su diseñador, Israel Galil, que se inspiró en el rifle más conocido de la Unión Soviética, pero con algunas modificaciones.
Así como el AK-47, el Galil se destacó, desde sus primeras versiones, por su durabilidad y capacidad para seguir funcionando tanto en selvas como desiertos.
Israel los utilizó como el fusil de asalto de su Ejército por primera vez en la guerra de Yom Kipur de 1973. En los años siguientes comenzó su exportación a América Latina y especialmente en Centroamérica, donde fue utilizado por los Ejércitos nacionales en contra de las revoluciones populares de las décadas de 1960 y 1970.
Una de las características del Galil es que tuvo infinidad de variantes, ya que IMI solía producir modelos específicos para algunos de sus clientes. Así es que el Ejército de Guatemala recibió la versión Galil KEL, cuyo nombre derivaba de las siglas del entonces presidente guatemalteco Kjell Eugenio Laugerud García (1974-1978).
Una de las variantes más famosas es la que desde finales de la década de 1990 comenzó a fabricarse en Colombia, gracias a un acuerdo con Israel para transferir tecnología al país suramericano. Además de utilizar la línea de modelos Galil ACE —una reversión hecha en Israel con un modelo más moderno y liviano—, Colombia desarrolló en 2015 el Galil Córdova, una versión con “acabados de mejor calidad” y “más duradero y funcional”.
En Perú, los Galil comenzaron a llegar en 2010, cuando Industrias Militares de Israel firmó un acuerdo con la Fábrica de Armas y Municiones del Ejército (FAME) para ensamblar los fusiles de la línea ACE. La planta se inauguró un año después en la localidad de Chosica, en el departamento de Lima, con capacidad para fabricar unos 2.000 fusiles por mes.
Desde entonces, los fusiles han estado en manos del Ejército de Perú, que en diciembre de 2022 fue convocado por el Gobierno para controlar las manifestaciones en varios puntos del país. El 15 de ese mes se produjo una de las jornadas más sangrientas, con la muerte de 10 manifestantes y las heridas recibidas por decenas de ciudadanos más en Ayacucho.
Dos meses después, pericias forenses citadas por varios medios confirman que nueve de los 10 fallecidos murieron por disparos de las balas calibre 5,56 milímetros compatibles con los utilizados por los Galil. El mismo medio consigna que imágenes de videos en manos de Fiscalía corroboran que los policías utilizaron esa arma durante el operativo de respuesta a las protestas.
El medio de investigación peruano IDL Reporteros informó que, en el marco de la investigación que Fiscalía de Perú inició sobre la masacre, la fiscal Karen Obregón Ubaldo solicitó a las cinco unidades del Ejército el registro de la salida de decenas de fusibles Galil en esa tarde.
Según La República, la fiscal logró identificar a 218 efectivos militares que participaron del operativo en Ayacucho, miembros de la Segunda Brigada de Infantería Wari. Los efectivos que sean individualizados serán llamados a declarar para determinar si incumplieron las normas de uso de la fuerza por parte del Ejército en Perú que, en uno de sus puntos, prohíbe “disparar indiscriminadamente”.
La ley peruana también restringe el uso de armas letales para reprimir manifestaciones, salvo que esté en riesgo la vida de los efectivos o de otras personas.