Exterminio real: Palestinos obligados a dejar su tierra para no morir
Ante un grupo de diplomáticos europeos, palestinos residentes en Ras al-Tin, Cisjordania, denuncian incesantes agresiones israelíes contra sus propiedades.
Los lugareños aseguran que la violencia israelí ha provocado el cierre de la escuela primaria de la localidad, dejando a unos 50 niños, sin la oportunidad de aprendizaje.
Hace semanas, la escuela palestina, ubicada en el extremo oriental de la ciudad de Ramalá estaba llena de estudiantes beduinos entusiasmados de aprender a leer y escribir. Pero, la amenaza israelí de demoler el centro educativo, provocó que los estudiantes y algunas de sus familias abandonen el pueblo de Ras al-Tin.
Desde entonces, el tiempo en el colegio en cuestión, se detuvo para siempre. Además de las presiones sistemáticas, los habitantes del pueblo, denuncian los ataques diarios de los colonos que les intimidan para que abandonen sus hogares.
“Las violaciones han estado ocurriendo durante casi dos años, y los colonos han sitiado el área por todos lados, acosándonos día y noche. Los colonos vienen con el apoyo del ejército de ocupación, atacando las casas y a sus dueños”, dice Ali Suleiman, un residente de Ras al-Tin.
Las agresiones de los colonos israelíes llevaron a un grupo de diplomáticos europeos a visitar la escuela primaria del pueblo, una de las 50 que corre el riesgo de ser demolida. Los diplomáticos reiteraron su rechazo a las prácticas del gabinete israelí y los extremistas.
Los palestinos denuncian que los asaltos de los colonos van incluso contra la escuela.
“Estamos profundamente preocupados por la falta de protección de los palestinos frente a los ataques de las autoridades y los colonos israelíes. Todos somos conscientes de que los palestinos merecen vivir en paz lejos de los repetidos ataques de los colonos”, reaccionó Alex Macbell, la cónsul británica.
Los beduinos piden a las autoridades europeas ejercer más presión contra el régimen de Tel Aviv para detener los ataques en su contra. Aseguran que las promesas de los europeos, por sí solas, no son útiles.