La Mendoza del Siglo XXI está a nuestro alcance
El centralismo unitario sometió a nuestro desarrollo.
Casi diez meses de gobierno nacional de la nueva gestión van mostrando aciertos y errores en un presente complicado económicamente en lo local y dentro de un mundo convulsionado donde todo cambia a cada momento.
A este novel equipo se le puede atribuir mucho de lo que nos está pasando pero hay un tema en el que no se puede discutir, me refiero al haberle soltado la mano a los estados provinciales.
Hasta ahora las provincias tenían un tremendo grado de dependencia del poder central que las fue ubicando como “simples” administradoras de lo que nación les mandaba; muchas veces recibían lo que el centralismo quería, de acuerdo al grado de sumisión mostrado, no se puede negar.
Cuando el nuevo gobierno asumió dijo que “no hay más plata” y produjo el terremoto económico, que solo un plan de shock puede ocasionar. El tiempo dirá si ese camino fue el correcto.
De repente las provincias quedaron huérfanas, dirán algunos, o lograron la libertad dirán otros; estoy en éste último grupo. Nuestro presente provincial se complicó por causas propias y ajenas pero, analizando fríamente lo sucedido veremos que estamos bajo los términos de la Constitución fundadora de la Nación Argentina, si, aquella de 1853 que unió a 13 provincias bajo una premisa federal que perdimos en la reforma constitucional de 1860 y que no pudimos recuperar hasta el presente. El centralismo unitario sometió a nuestro desarrollo.
Hoy, por más duro que sea nuestro presente, más debemos esforzarnos a conseguir nuestro propio destino, el que dependerá del empeño que pongamos en conseguirlo. Nuestro progreso en lo económico, social, cultural, industrial y hasta previsional en el futuro mediato dependerá de nosotros, pero también deberemos controlar que el estado nacional haga lo suyo como ser, seguir achicando su estructura, evitar superposición de tareas entre nación y provincia y ordenar las cuentas públicas, la macroeconomía y derrame a los estados provinciales y a sus habitantes lo que les pertenece y quedó en un limbo debido al plan de shock impuesto desde nación.
A partir de ahora deberemos analizar con mayor dedicación el funcionamiento estatal provincial y de los municipios y participar como ciudadanos del control de gestión de quienes nos representan, observando y haciendo observar que las instituciones realicen su función en forma adecuada y proba.
Hasta ahora los índices que miden la pobreza, la caída del empleo, la desocupación, nivel de actividad industrial, etc, eran marcados por el plano nacional, sin embargo deberemos acostumbrarnos a tener en cuenta los indicadores de la provincia y asumirlos seriamente y tratar de revertirlos cuanto antes y eso sucederá cuando asumamos la parte de responsabilidad que tenemos y que deriva de haber permitido tantos años la aplicación de un sistema coparticipable injusto y perverso que dejó de lado los beneficios que da el mérito de la buena gestión sobre el clientelismo centralista.
Parece que está volviendo el tiempo de hacer producir las fincas de frutales, las chacras, el tiempo de volver a abrir los galpones de empaque de frutas frescas, las empacadoras industriales, las cintas seleccionadoras de frutas, las metalúrgicas, los aserraderos, todo con las nuevas tecnologías para mejorar el suelo, con ahorro de energía, sabio uso del recurso hídrico, etc, etc. En el horizonte se empieza a ver la Mendoza del Siglo XXI; siempre y cuando dejemos de lado los fanatismos políticos que hasta ahora nos han estancado permanentemente.