Los narcos mendocinos que nadie investiga, el “ñoqui” de Seguridad y un suicidio sospechoso en Cacheuta

 Los narcos mendocinos que nadie investiga, el “ñoqui” de Seguridad y un suicidio sospechoso en Cacheuta

Además, el regreso de Osvaldo “Oso” Quiroga y mucho más.

“Mercedes Rus tiene buenas intenciones, pero no la dejarán avanzar más de lo que lo hizo hasta ahora contra las bandas criminales”. La elocuente frase la pronunció Osvaldo “Oso” Quiroga, padre de Matías ídem, el joven que fue asesinado por una banda en 2012 en Godoy Cruz.

Es parte de una entrevista grabada que se verá esta noche en el canal de Streaming de Mendoza Tonight, conducido por quien escribe estas líneas junto a Eliana Toro.

Las definiciones de Quiroga son brutales y poco esperanzadoras. Porque el hombre, que se ha convertido en experto en temas de Seguridad, asegura que la política no sólo no está preparada para enfrentar la creciente ola de crímenes, sino que tampoco tiene voluntad de hacerlo.

No obstante, Quiroga reconoce la eficacia de algunos de los últimos operativos que se hicieron a efectos de desmantelar puntuales bandas narcos. “A las ratas hay que ir a buscarlas a sus lugares de operación, es la única manera de que se pueda bajar el delito”, puntualizó.

Esto último no estaría ocurriendo. No al menos con las principales bandas. Un buen ejemplo de ello es lo ocurrido con Marcelo “el Gato” Araya, quien se encuentra preso hace 14 años por tráfico de estupefacientes.

El negocio lo empezó a manejar su hermano Carlos, quien ostenta una fortuna imposible de explicar. Pocos saben que en los últimos años compró camiones regadores que en la actualidad se los alquila a la municipalidad de Godoy Cruz. Escándalo es poco.

No es el único bajo sospecha: ¿De qué vive la mujer del propio Araya? ¿Cómo hace para costearse la vida que vive? ¿Cómo es que vive en un barrio privado, al igual que los padres de “El Gato”?

Lo mismo ocurre con los hijos de “La Yaqui” Vargas. ¿De qué han vivido estos 10 años? ¿Y sus hermanos? ¿Alguien está investigando ahora mismo al “Pitu”, el “Guaton” y la “Naty”?

Los eslabones más importantes de la cadena narco están ahí. Ergo, allí debe ponerse el foco a la hora de combatir a los barones de la muerte. No sólo para terminar con el negocio del tráfico de drogas, sino también todo lo que este genera. Sangre y violencia.

“Las bandas manejan mucho dinero, que a veces termina en la política”, aseguró Quiroga en la referida entrevista. Ello explica por qué nadie se mete con ciertos “pesos pesados”. Que saben costear onerosas campañas de reputados políticos mendocinos, de diversos colores políticos.

Sus nombres son conocidos por todos, pero nadie dirá nada. Porque sus vínculos se entrecruzan por doquier. Conocidas empresas, “grandes” medios de comunicación… Hay lazos por doquier. Sólo debe seguirse la ruta del dinero.

Hace una semana, en esta misma columna, se revelaron nombres de algunos de los testaferros de los narcos”. Muchos otros se vienen publicando desde el año 2021, también en este diario. Cuevas disfrazadas de joyerías en pleno centro mendocino, conocidos hoteles 5 estrellas y bulliciosos boliches bailables en Guaymallén… y mucho más. Todo está allí, a la vista de todos.

De hecho, esta semana se hizo un rimbombante anuncio sobre una serie de inversiones en aquel terruño, gobernado por el incombustible Marcos Calvente. Un grupo de empresarios juran que pondrán 300 millones de dólares. Y las sospechas no se hicieron esperar: ¿De dónde es ese dinero? ¿Son inversiones legítimas o se está lavando dinero de orígenes inconfesables? Imposible saberlo.

El hecho de que Mendoza aún no sea Rosario, es una cuestión de pura suerte. Sería injusto decir que no se está haciendo nada, pero ello no alcanza. Por lo aquí expuesto y por muchos otros motivos.

La falta de preparación de la policía local es otro de los factores que conspiran contra la lucha contra el crimen organizado. También el ajuste que vive la fuerza a nivel “recursos”. Que no sólo gravita en los bajos salarios de los uniformados, sino también en el uso de armamento.

Es curioso, porque se recorta en puntuales cuestiones, pero no en otras. Basta otear el caso de un contador llamado Ricardo Herrero, dueño de una inmobiliaria en calle 9 de Julio, de Ciudad. Su lugar de trabajo es el Museo Policial de calle Mitre, casi San Lorenzo. Dependiente del Ministerio de Justicia y Seguridad.

El hombre ostenta una “Clase 13 Mayor dedicación”, con todos los chiches y por ello cobra casi dos millones de pesos por mes, aún cuando solo se presenta para firmar y no hacer nada más. Un verdadero “ñoqui”. ¿Por qué ahí no hay ajuste?

Es sólo uno de los tantos ejemplos de los gastos superfluos que regala la política mendocina. En la Legislatura provincial y la mayoría de los municipios estos casos se multiplican por mil. Con una impunidad que espanta.

Gracias a la complicidad de los “grandes” medios, ello permanece oculto bajo la alfombra. Al igual que tantas otras tramas putrefactas. Algunas de ellas foráneas de la cuestión política partidaria.

Por caso, durante la noche del viernes/madrugada del sábado, en el penal de Cacheuta apareció ahorcada una chica de 22 años, supuestamente se habría suicidado.

Lo curioso es que le faltaban sólo dos meses para salir en libertad. Su nombre era Jazmín Ponce y su caso promete ser un nuevo escándalo en las próximas horas.

coordenada Informativa

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