Marcos, de Filipinas, dice que la presencia de un submarino ruso es “muy preocupante”
El presidente Ferdinand Marcos Jr. dijo el lunes que la presencia de un submarino de ataque ruso en la zona económica exclusiva (ZEE) de Filipinas en el Mar de China Meridional era “muy preocupante”.
“Eso es muy preocupante. Cualquier intrusión en el Mar de Filipinas Occidental, en nuestra ZEE, en nuestras líneas de base, es muy preocupante”, dijo Marcos a los periodistas, refiriéndose a parte del Mar de China Meridional dentro de la zona marítima de Filipinas.
Un submarino ruso de la clase Kilo fue avistado a 80 millas náuticas de la provincia occidental de Mindoro Occidental el 28 de noviembre, dijo el portavoz de la Armada, Roy Vincent Trinidad, en un comunicado el lunes, confirmando un informe del periódico filipino Daily Inquirer.
La fragata de la armada filipina José Rizal estableció contacto por radio con el submarino ruso, lo que confirmó su identidad como UFA 490 y su intención.
“El buque ruso declaró que estaba esperando mejores condiciones climáticas antes de dirigirse a Vladivostok, Rusia”, dijo Trinidad, sin dar más detalles sobre por qué estaba en el área.
Las fuerzas navales filipinas escoltaron el submarino para garantizar el cumplimiento de las regulaciones marítimas, agregó.
La embajada rusa en Manila no pudo ser contactada de inmediato para hacer comentarios.
Los submarinos rusos de la clase Kilo se consideran algunos de los submarinos más silenciosos y se han perfeccionado constantemente desde la década de 1980.
China y Rusia declararon una asociación “sin límites” cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, visitó Pekín en 2022, pocos días antes de que Moscú lanzara su invasión de Ucrania. Los dos países llevaron a cabo ejercicios navales con fuego real en el Mar de China Meridional en julio.
Las tensiones entre Manila, un aliado de Estados Unidos, y Pekín se han intensificado en el último año debido a las reclamaciones superpuestas en el Mar de China Meridional. Un tribunal arbitral de 2016 dictaminó que las reclamaciones históricas de China sobre la vía fluvial en disputa no tenían fundamento, una decisión que Pekín rechaza.
