Pyongyang reta escudos de enemigos con motor de combustible sólido
Corea del Norte prueba con éxito un motor de combustible sólido para su nuevo misil hipersónico de medio alcance, en un espectáculo supervisado por Kim Jong Un.
La oficial Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) anuncia que el líder norcoreano Kim Jong-un inspeccionó la prueba, que tuvo lugar el martes en el sitio de lanzamiento de satélites de Suhah en el noroeste del país.
“El reactor terrestre con motor de combustible sólido prueba un nuevo tipo de misil hipersónico de alcance medio, que tiene otro valor estratégico”, explicó KCNA.
Citando a Kim, KCNA apostilla que el valor estratégico del misil de alcance intermedio es de colosal importancia tanto como el de los misiles balísticos intercontinentales que apuntan al territorio continental de Estados Unidos, y que “los enemigos lo saben mejor”.
Kim también añadió que la prueba ayudó a “confirmar el cronograma de finalización” del nuevo sistema de misiles, sin dar más detalles.
¿Qué es un misil de combustible sólido?
Los misiles de combustible sólido pueden lanzarse más rápido que los iguales de combustible líquido y resultan ser más fáciles de transportar y ocultar, lo que en teoría los hace más difíciles de detectar.
Las armas hipersónicas están diseñadas para volar a velocidades superiores a cinco veces de la velocidad del sonido. Si se perfeccionan, estos sistemas podrían desafiar los sistemas de defensa antimisiles de los vecinos de Corea del Norte, debido a su velocidad y maniobrabilidad.
Por otro lado, en 2021, Kim señaló que quería modernizar el Ejército y anunció una serie de sistemas de armas avanzados, incluido un misil hipersónico, que Corea del Norte planea desarrollar.
Las pruebas representan un progreso en los esfuerzos de Pyongyang para desarrollar un misil más potente y ágil que pueda alcanzar objetivos más lejanos en la región, incluido el territorio estadounidense.
El último anuncio de Pyongyang se produce casi dos semanas después de las maniobras anuales conjuntas entre EE.UU. y Corea del Sur, en las aguas en que baña la Península coreana, espectáculo que desde el norte se ve como provocación enemiga y un práctico para invadir su suelo.
