“Tenemos músculo”: ¿Podría Brasil sobrellevar la guerra arancelaria de Trump?
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Recién investido en el cargo, el presidente de EEUU, Donald Trump, está cumpliendo sus promesas electorales de iniciar una guerra arancelaria a diestra y siniestra con quien sea. Desde China hasta Canadá, aliados y adversarios están en el foco de atención del mandatario estadounidense. ¿Podría Brasil sobrevivir a una confrontación de este tipo?
Según el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, la solución, si el país se convirtiera en el blanco de las medidas anticomerciales de Trump, sería “simple”: gravar las importaciones de Estados Unidos de igual manera.
Es lo que hicieron Colombia, México y Canadá después de que Washington impusiera aranceles del 25% a sus productos. En el primer caso, el impuesto extra, aplicado después de un enfrentamiento por la deportación de migrantes, se retiró pronto tras un acuerdo diplomático entre los países. En los otros, los mandatarios acordaron suspender la medida por un mes a cambio de una mayor vigilancia de las partes en las fronteras para evitar la migración irregular y el tráfico.
China, a su vez, afrontó aranceles de “solo” el 10% sobre todas sus exportaciones. El presidente chino, Xi Jinping, anunció que llevaría el caso ante la Organización Mundial del Comercio.
Estados Unidos, el segundo socio comercial de Brasil, por delante de Argentina y solo por detrás de China, se dedica hoy principalmente a la exportación de insumos, es decir, los productos semielaborados que se utilizan para fabricar bienes finales.
Se trata de productos como petróleo refinado y otros petroquímicos, piezas de máquinas, polímeros y mecanismos electrónicos como routers y servidores, explicó a Sputnik Brasil el especialista en comercio exterior y director de relaciones institucionales de la empresa de logística AGL Cargo, Jackson Campos.
En este sentido, mencionó el experto, Brasil podría entrar en esta batalla arancelaria contra EEUU.
“Tenemos músculo. No sería difícil para los importadores brasileños encontrar otros proveedores de estos productos”, aseguró Campos, añadiendo que “por supuesto, llevaría un tiempo desarrollar vínculos con los proveedores, hacer el trabajo de control de las muestras, etc.”, asegura Campos.
El primer afectado, señaló Campos, es siempre el consumidor, que tendrá que pagar de su bolsillo el aumento de precio. “El consumidor estadounidense lo notará allí y el brasileño aquí”, explicó, subrayando que en EEUU la diferencia sería realmente del 25%, mientras que en Brasil, debido a su complejidad tributaria, estaría alrededor del 50%.
“Cobras el impuesto de importación, luego está el ICMS [impuesto sobre circulación de mercaderías y servicios de transporte], el PIS [impuesto del Programa de Integración Social] y el COFINS [Contribución de Financiamiento de la Seguridad Social], todo además del impuesto de importación. En otras palabras, todo aumenta”, detalló.
Si, por un lado, Brasil dispusiera de gas para sustituir sus importaciones de EEUU, por otro, sus exportaciones podrían no ir tan bien, explicó el director de comercio exterior de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Brasil, Arno Gleisner.
La imposición de aranceles afectaría a las cadenas de producción debido a la disminución de la competitividad de Brasil en otros países, afirmó el experto.
“Por ejemplo, en el caso del petróleo, el producto brasileño solo tendría que competir con el de otros países y con la producción estadounidense”, precisó, destacando que “en el caso de los aviones, en cambio, la cadena productiva se vería ciertamente afectada”.
“Ya sabemos por experiencias anteriores que mayores impuestos a la importación, que protegen a los productores nacionales, acaban frenando el desarrollo tecnológico de cada país”, advirtió.
Fanfarronería trumpista
En la opinión de Jackson Campos, la guerra arancelaria de Trump no debería durar mucho. Al imponer un aumento significativo en el precio de los productos importados, el mandatario estadounidense está aumentando la presión inflacionaria en el país, para disgusto de su propia base.
“La alta inflación tuvo un gran peso en la decisión [de los votantes] sobre Trump. Así que es un tiro en el pie, y en algún momento dará marcha atrás. Creo que es más una fanfarronería para contentar a sus votantes”, opinó.
El experto en comercio internacional también comentó que Trump utiliza la amenaza de los aranceles como una forma de “poner otros asuntos sobre la mesa” y poder iniciar negociaciones sobre otros temas, como ocurrió con México y Colombia.
Para Brasil, aún es pronto para saber qué asunto está en la lista de prioridades de Trump. “Tal vez hablar de la Amazonia”, reflexionó Campos.